Vainilla de invernadero

Armando García
23:37 • 18 nov. 2016

En breve, las primeras orquídeas de las que se extrae la vainilla serán cultivadas en los invernaderos de cristal de Holanda. Han sido necesarios cuatro años de investigación hasta que los científicos de la prestigiosa universidad de Wageningen han demostrado que la flor de la vainilla puede producirse a gran escala dentro de un invernadero. Esto quiere decir que los holandeses tienen todo a punto para convertirse en los mayores productores de la especia más cara del mundo, con precios de venta que rondan actualmente los 350 euros por kilo en el mercado internacional. Con una demanda creciente y una producción escasa y muy exclusiva de unas pocas zonas geográficas del mundo, la vainilla llega al sector agrícola holandés con el aliciente de convertirse en el oro negro de aquellas latitudes.
Precisamente, la escalada de precios de la vainilla en el mercado global ha sido la justificación para que los agricultores holandeses miren con deseo a esta codiciada especia que requiere mucha mano de obra. Hay que tener en cuenta que la flor de la vainilla sólo dura un día y que la polinización debe realizarse a mano, flor a flor. Sin embargo, los holandeses han decidido aceptar el reto de producir vainilla y poner en valor la gran experiencia acumulada en el cultivo de flores y bulbos como el tulipán. Están seguros de que encontrarán la forma de rentabilizar el cultivo, a pesar de los elevados costes de producción que son necesarios. Si todo sale bien, Holanda entrará a jugar un importante papel en el comercio mundial de la vainilla y romperá el monopolio del que disfruta actualmente la isla de Madagascar, donde se produce casi el 80% de la vainilla mundial. Obviamente, los invernaderos holandeses producirán vainilla 100% ecológica y de la máxima calidad, para garantizar la generación de mayor valor añadido y contribuir a mejorar las rentas de los productores, algo castigados durante los últimos años por los bajos precios del tomate o el pepino. La apuesta innovadora por el cultivo de vainilla en invernadero demuestra, además, que Holanda tiene la necesidad de diversificar sus producciones. 
Desde el gobierno y las entidades financieras, se colabora estrechamente con el sector productor para buscar nuevos cultivos alternativos que funcionen y sigan manteniendo a Holanda en la punta de lanza de la comercialización europea de vegetales frescos. Con las continuas crisis de precios, los agricultores ya no se conforman con el tomate, y la investigación pública impulsada desde las instituciones ha trabajado para dar respuesta de futuro a las demandas del sector.







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