La experiencia debe valer

Juan Megino
01:00 • 03 dic. 2016

Estos días merece la pena reflexionar de un modo especial sobre dos temas candentes en Andalucía y de extraordinaria importancia para nuestro bienestar.
Por un lado está el conflicto en la sanidad andaluza, sorprendentemente tan solo en tres provincias: Málaga, Huelva y, con especial virulencia y repercusión, en Granada, con respuestas ciudadanas ejemplares, especialmente en nuestra vecina Granada, que no puede decirse que sea excesivamente deficitaria en este campo, sobretodo si la comparamos con la situación de Almería o Jaén. Sin embargo, aquí, rara vez alzamos la voz para reclamar  tantas y tantas cosas como necesitamos. Se trata de un fenómeno sociológico verdaderamente singular que debiera ser objeto de una análisis especial, que nos paraliza, para movilizarnos en demanda de nuestros legítimos derechos, no solo en el campo de la Sanidad, sino también en otra serie de ámbitos por todos conocidos.
El otro tema que mueve a reflexión es el conocimiento del comportamiento de los dos líderes regionales de los grandes Partidos,   PSOE y PP, que, de viaje, han coincidido en su visita a Bruselas para demandar soluciones para Andalucía, pero lo han hecho por separado, siendo incapaces de aunar esfuerzos, por encima de discrepancias políticas, que, en este caso, al menos, perjudica a los intereses de todos los andaluces, con posiciones, allá, incluso contradictorias entre sí. Ello hace pensar que Doña Susana y Don Juanma Moreno se están marcando o quizás se contraprograman, trasladando así sus diferencias desde Andalucía al centro de la política europea.
Pero cuando hago referencia a la importancia de la experiencia sitúo el problema a un nivel mucho más doméstico. Me refiero a Almería ciudad y al proyecto anunciado en prensa para 2017 de recuperación de los contenedores soterrados para la basura y materiales reciclables. Líbreme Dios de querer enmendar la plana a nadie y mucho menos al actual equipo de Gobierno  con el que me unen bastantes criterios de gestión, pero sería bueno recordar la experiencia anterior con este tipo de contenedores.
Recuerdo dos lugares especiales de emplazamiento, en la Rambla delante de Las Jesuitinas y en la plaza de San Pedro. La experiencia fue negativa por la dificultad de mantenimiento y por la suciedad que se generaba alrededor. Ello determinó que el Ayuntamiento de entonces optara por hacerlos desaparecer y, hasta ahora, nadie se había acordado de ellos.
Si lo que se pretende es modernizar el servicio, vuélvase la vista atrás y recupérese el sistema de recogida neumática, como el existente en el Toyo y en gran cantidad de cascos históricos de otras tantas ciudades españolas. 
En su día, ese proyecto de ciudad quedó pendiente de culminar por diversos problemas, incluso políticos, pero en el Ayuntamiento debe estar para su recuperación. Es verdad que era un proyecto tan ambicioso como costoso, pero susceptible de realizar con el tiempo y la voluntad política necesarios. Algún partido político que no lo quería para El Toyo al final se subió al carro del éxito.


 







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