Maniobras de distracción

Fermín Bocos
01:00 • 15 dic. 2016

Dice el saber popular que quien da primero da dos veces y en eso debió pensar la ministra Fátima Báñez cuando, inopinadamente, compareció en el foro para proponer cambiar los horarios de trabajo y con ellos toda una tradición trabada alrededor de nuestra peculiar forma de vivir. Digo que la ministra que lo es de Trabajo en un país que todavía padece la tasa de desempleo más alta de los países de la Unión Europea estrenó la legislatura con una propuesta que merece ser estudiada, pero que no parece que fuera lo más urgente que cabía destacar en la agenda de un Ministerio sobre el que convergen todas las miradas de los partidos de la oposición cada vez que reclaman la derogación de la polémica Ley de la Reforma Laboral. El mismo día en la que la señora Báñez presentaba con gran despliegue mediático sus ideas acerca de las ventajas de adaptar los horarios a los usos del resto del continente, en el Congreso desde el Grupo Parlamentario socialista emplazaban al Gobierno a restaurar la normativa laboral anterior a la reforma. El grueso de la oposición está por la labor derogatoria. Solo Ciudadanos se mantiene en tierra de nadie. Para el PP, palabras cien veces oídas en boca de Mariano Rajoy, la ley ha sido el motor de la recuperación económica así que sería un grave desacierto dar marcha atrás. Cuando fue aprobada el PP contó con el apoyo de los diputados catalanes de Convergencia y Unió ahora aquél grupo es otro partido situado en posiciones montaraces por lo que no cabe pensar que el PP pudiera contar con ellos. Dada la situación de minoría parlamentaria en la que se encuentra el PP en el Congreso ni aún en el supuesto de que Ciudadanos les apoyara podría mantener la posición. Cosa diferente es el Senado donde cuenta con el apoyo de la mayoría. El PSOE (y los sindicatos que han convocado movilizaciones en todas las capitales la semana que viene) convirtió en caballo de batalla la retirada de la Reforma Laboral. En esta causa podría contar con el apoyo de Podemos y el resto de la izquierda. Es un tema sensible porque afecta a millones de trabajadores que vieron como la ley recortaba derechos, abarataba los salarios, rebajaba la cuantía de las indemnizaciones y facilitaba los despidos. El Gobierno sabe que antes o después tendrá que encarar ese pulso con toda la oposición. La democracia es un régimen de opinión pública. Quien abre el debate, lleva ventaja. O quien se anticipa abriendo otro a modo de maniobra de distracción. Por eso estos días vamos a oír hablar mucho de cambiar los horarios y las rutinas del trabajo. Uno a cero, va ganando la ministra.







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