Con la terminación de un año llega el momento del balance, el análisis y la reflexión sobre lo acaecido en el mismo. Esto vale, sin duda, a nivel personal (quién mejor que cada uno para saber qué ha dado de sí el año transcurrido) y, por supuesto, debería valer para las instituciones públicas que, se supone, trabajan para nuestro mayor bienestar.
En este sentido, desde el punto de vista de las instituciones, cuesta realmente trabajo encontrar elementos positivos para decir que 2016 ha sido un gran año para Almería y la provincia. Ni siquiera podría calificarse de regular. Cabría decir que el año político ha sido realmente complicado, y sería verdad, y que ello ha tenido que repercutir sobre cualquier otra actividad, incluida la economía, pero ya la contemplación de los presupuestos generales del Gobierno central y autonómico de 2016, hacía pensar que Almería no iba a ser demasiado beneficiada, como así ha sido.
Pero llega un nuevo año y otra vez comenzamos a hacer planes y volvemos a ponernos tareas. De los planes y tareas individuales o familiares, habrá muchos que serán los típicos y tópicos y otros que dependerán de una serie de circunstancias que a todos nos rodean y condicionan, que harán imposible su ejecución o ponerlos en práctica.
Colectivamente, como ciudadanos, nos queda la esperanza en lo que puedan beneficiarnos, globalmente, las instituciones que nos gobiernan, Gobierno Central, Junta y Ayuntamiento, y para nuestra información tenemos como único referente los presupuestos, y aquí es donde se hace especialmente cruel nuestro pesimismo.
El Gobierno Central, por mor de su minoría parlamentaria, aún no sabe si podrá aprobarlos y, si lo consigue, ya veremos lo que sale, al margen de las promesas repetidas, e in cumplidas, de nuestros políticos, tanto en clave nacional como autonómica. Las concesiones que el Gobierno tendrá que hacer para alcanzar la mayoría necesaria, supondrá nuevas cesiones para aquellos partidos o Autonomías que, seguro, sacarán un buen rédito al préstamo de sus votos (léase PNV).
De la Junta de Andalucía sí que conocemos sus presupuestos, recientemente aprobados por el pacto PSOE-C's y la verdad es que no son “como para tirar cohetes”. Si a ello unimos la desestimación de las más de 1.000 alegaciones presentadas por la oposición en temas fundamentalmente de infraestructuras y mejoras de servicios, considerados en Almería como básicos, las conclusiones finales son necesariamente pesimistas.
Tampoco con los de nuestro Ayuntamiento, aún no aprobados, podemos ser muy optimistas, al margen de planteamientos de inversión absolutamente ilógicos.
Desde la utopía que supone poder escribir negro sobre blanco, Almería, capital y provincia, necesita YA un posicionamiento enérgico de TODAS las fuerzas políticas, sean del signo que sean, impulsadas desde la sociedad civil, como está sucediendo en otros lugares, para reclamar lo que en derecho nos corresponde.
Me van a permitir que, al no disponer de un mayor espacio, no caiga en el error de enumerar todas las tareas pendientes para el 2017 en Almería que, además, son de sobra conocidas por todos.
En cualquiera de los casos, reciban mis mejores deseos en todos los campos para el año que va a comenzar.
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