Decía Capuleto: “el Indalo, el muñeco, ha sido el más universal del Grupo, porque lo mismo lo ves entre las tetas de una señorita de Nueva York que en la garganta de un boxeador.”
Y, añado yo, Almería podría llamarse Indalia, porque Almería e Indalismo son términos indisociables.
El halo de misterio del Indalo y del Indalismo desde hace setenta años me ha llevado a publicar un libro, titulado “Los Indalianos”, que acaba de editar el Instituto de Estudios Almerienses, y del que puedo hablar sin pudor porque ningún beneficio económico ha de reportarme: no devengo derechos de autor.
El Movimiento Indaliano y yo nacimos en el mismo año, 1945: juntos nacimos, juntos crecimos y juntos vivimos, pues. Y, curioso vocacional, me empeñé en ser arqueólogo de esa curiosidad en busca de la esencia del Indalo y del Grupo o Movimiento indaliano.
Por ello, hacia 1968, cuando volví a Almería, acabadas la carrera de Derecho y la mili, me fui acercando a lo Indaliano y empecé a frecuentar la "Tertulia Indaliana", pero poco me aclaró, pues se ocupaba, sobre todo, de las glorias del pasado.
Por ello, decidí acudir a las fuentes, a los fundadores –con el añadido, no anecdótico, de Vicente Ferrer Vicente, el enterrador de Pechina, analfabeto y naif auténtico- de aquella especie de terremoto que, hacia 1945, desmoronó viejos conceptos aldeanos, renovó -o despertó, según los casos- inquietudes culturales y estéticas y, en definitiva, pretendió crear una inquietud colectiva hacia el Arte y darle un lugar en España a aquella oscura Almería de postguerra.
Y, así, en 1973 y 1974, me entrevisté con sus creadores, dos grupos muy claramente diferenciados: el de los mayores (Perceval, Gómez Abad, Miguel Rueda y Enrique Suárez) y el de los niños: Alcaraz, Cantón Checa, Canadas, Capuleto y López Díaz. Bebí, pues, de una fuente de nueve caños, y del contraste de esas nueve verdades debía surgir la verdad, que sólo ellos conocían.
Para llegar a ella redacté un cuestionario-base de cincuenta preguntas, formuladas no como entrevistas rígidas sino en el curso -con un magnetofón delante- de largas conversaciones de amigos, trufadas de anécdotas, y con el ruego a cada uno de que me dibujase un indalo, que reproduzco en el libro y permite preguntarse ¿por qué Gómez Abad lo pinta cojo y Enrique Suárez como un bailaor; por qué para Cantón Checa es un hombre que lleva el arco iris en las manos; para Capuleto, un arquero sexuado que intenta cazar comida; para Miguel Rueda, un símbolo de unión…? ¿Estaban unidos los indalianos, formaban, realmente, un Grupo cohesionado?
Las hice con la intención de publicarlas en el XXX Aniversario del Movimiento Indaliano pero no encontré editor. Ahora sí, al cumplirse los centenarios de Perceval y de Celia Viñas, auténticos impulsores de la década prodigiosa que vivió Almería en los años 50.
Y lo he publicado con un propósito casi testamentario, ya que sólo sobrevive Alcaraz: al cabo de más de cuarenta años, las entrevistas mantienen todo su valor porque cuando las hice, lo Indaliano había adquirido ya su mayoría de edad, su identidad, y el paso del tiempo no ha alterado -ni alterará, ya, jamás- su esencia. Por ello, creo que el libro alcanzará su plena utilidad cuando de los pintores queden sólo sus cuadros y, de mí, este libro.
¿De qué hablé con ellos?
De todo, para resumir: de sus vidas, de sus juicios sobre las cosas de la vida; de los orígenes del Indalismo, de las intrigas y traiciones, de la historia del Indalo, de su “bautismo”, del juicio de cada uno sobre sus compañeros, de La Chanca como paisaje y elemento común, del apoyo de Eugenio D’Ors, de la influencia -¿esencial?- de Almería y el Mediterráneo en su “filosofía” y en su pintura, de posibles elementos comunes: ¿la técnica, el color, la luz, el paisaje, el estilo, una línea (recta o curva) dominante, la arquitectura, la filiación política, la Tertulia indaliana; la relación recíproca Almería-indaliano, Indalia, el ambiente social, político y cultural de la Almería de postguerra; personajes colaterales… Todo ello lo he recogido en un extenso “Índice alfabético y concordado de personas, lugares y posibles elementos comunes indalianos”.
Con su publicación ahora, he pretendido prestar un servicio a quienes, andando el tiempo, quieran acercarse, con rigor, al fenómeno indaliano que es tanto como decir a una parcela importantísima de la cultura almeriense del siglo XX: cada lector tiene a su disposición la confesión/ legado que le ha hecho cada uno de los fundadores del Movimiento indaliano.
Me ilusionaría que fuese útil.
Italia, ¿tierra maldita?
Desde el 24 de agosto de 2016 hasta el miércoles pasado, ¡¡47.000!! terremotos han sacudido el centro de Italia. Los cuatro últimos, en horas sucesivas y magnitud superior a cinco grados, han completado la obra destructiva de los primeros, agravada por una tormenta de nieve. Mis hijos son hispanoitalianos. Siento lo italiano como mío. ¿De qué quiere vengarse la Naturaleza, enfurecida y alevosa? Me acuerdo de Celia Viñas y su “maldita tierra que agoniza”. Hoy, ya, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
Que se pare el mundo
Es lo que vino a decir Trump, en su ¿discurso?, en el que, no sé por qué extraña asociación de ideas, yo veía a un Evo Morales teñido de rubio: ultranacionalista, proteccionista, populista: que se pare el mundo globalizado que EE.UU., se baja: “Búsquense la vida. América, para los americanos”.
Vale, loquito: eppur si muove. La Inquisición se cabreó mucho, condenó a Galileo a cadena perpetua domiciliaria, pero el mundo siguió su marcha: la tierra girando en torno al sol, y no al revés.
¿Vale, cipote?
El subibaja de la luz
Se ha hablado, y escrito, mucho esta semana, coincidiendo con la ola de frío, de que el precio de la energía eléctrica se ha disparado.
Tan complicado es el recibo de la luz que un profesor, José Luis Sancha, se ha hecho célebre con un libro en el que trata de explicarlo.
Yo, sólo sé que, del recibo, corresponde a la luz el 35%; que la Fiscalía, escamada, ha abierto una investigación; y que, si los ciudadanos no pagamos, la Eléctrica, por las malas, corta el suministro. ¿Cabe, eso, en un Estado de Derecho?
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