La soledad de una isla

Emilio Sánchez de Amo
01:00 • 04 feb. 2017

Seguramente, nada se imaginaban Bernardino de Mendoza ni Alí Hamet cuando en el año 1540 protagonizaron una de las primeras batallas de la Armada Española contra corsarios berberiscos cerca de la isla de Alborán, donde se estima que casi un millar de personas murieron y muchos más quedaron heridos tras la barbarie humana de utilizar la fuerza ante los conflictos. No creo que se les pasara por la cabeza que, más de cuatro siglos después, cubiertos de magníficas praderas de algas laminarias y yacimientos de coral, esos fondos marinos pudieran ver cómo, queriendo llegar a nuestras costas para alcanzar una vida mejor, tantas personas librarían con el mar su particular batalla mortal.
En estos días hemos sabido de tres inmigrantes desaparecidos y decenas de rescates en nuestras aguas; un drama que continúa siendo la vergüenza de Occidente y que se agrava cada día con la aparición de políticos como Le Pen, May o Trump, quizás porque la socialdemocracia no ha sabido articular un discurso progresista para gestionar la situación, ni utilizar la diplomacia, la pedagogía y los derechos humanos como bandera; con lo que urge que demos soluciones, más allá de imposturas y de contentar al populacho.
A 65 millas de Almería y a 29 de Marruecos, Alborán ha servido de escala durante años a numerosas aves para poder completar su viaje entre Europa y África, ¿por qué no iba a ocurrir con las personas? Parece una prolongación de Almería, o viceversa, rodeada ésta por el mar de Alborán y el mar montañoso que cruza nuestra provincia medio incomunicada y castigada, no precisamente por los vientos y el romper de las olas. 1631 días sin obras de AVE en Almería, a pesar de las falsas promesas del Gobierno Rajoy; a lo que se le suma que, desde abril de 2015, los viajeros de Almería tengan que hacer trasbordo con bus para viajar en tren hasta Sevilla y, según anunció esta semana el Ministro de Fomento, va para largo.
Dijo Maquiavelo que “No puede haber grandes dificultades cuando abunda la buena voluntad” ¿No estarán utilizando nuestra provincia como una isla para dificultar al inmigrante el acceso a Europa? No sé si esto es descabellado, pero no lo es menos no tener buena voluntad para con Almería, hundiéndonos en la soledad de una isla.







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