¿Será el indalo malagueño?

Málaga es una ciudad pujante, moderna y con un desarrollo envidiable. Se ha posicionado como central de cruceros, aeropuerto de referencia, lugar de partida para visitar el triángulo Granada-Sevilla-Córdoba, poseedora de una gran oferta de turismo cultural, un casco histórico cuidado, una red de alojamientos de calidad, etcétera. Quizás por ello es por lo que desde hace meses estamos viendo en determinados ambientes turísticos un acercamiento a esta ciudad. Coincido en que esta ciudad puede ser un espejo en el que mirarnos para convertirnos en un firme competidor de su oferta pero no para transformarnos en su segunda marca. Almería se está quedando atrás frente a ciudades sustitutivas de nuestra oferta turística, si negamos la evidencia jamás podremos tomar las medidas para solucionarlo. Málaga o Cartagena se están posicionando brillantemente como cabeceras en el Mediterráneo meridional y Almería no está al mismo nivel a pesar de tener potencial para lograrlo. 
No seamos ingenuos. Almería no es Málaga, en la situación actual jamás podrá tener una relación de igual a igual con la capital de la Costa del Sol. Y en un hipotético escenario en que no fuera así y existiera una convergencia de servicios e infraestructuras pasaríamos a ser directos competidores. En economía no existen matrimonios por amor, simplemente compañeros de viaje con intereses comunes en determinados momentos. Las decisiones actuales afectaran a nuestro sector turístico futuro. Así que ésta es la disyuntiva, ¿Cuál es el futuro que queremos para los almerienses? ¿Deseamos convertirnos en un destino fagocitado por la Costa del Sol? ¿Serán el indalo o Cabo de Gata parte de la marca malagueña? ¿Deseamos que nuestras infraestructuras sigan su imparable camino hasta perder su internacionalidad? ¿Qué es lo que pretendemos conseguir los almerienses de esta alianza? ¿Cómo pretendemos beneficiarnos del potencial malagueño? Son dudas razonables que sin duda no están resueltas y que con un poco de reflexión nos daremos cuenta que no son tan fáciles de articular. Es fácil hablar de abrir puentes, pero si no tenemos claro hacia dónde va ese camino al final quedará inconcluso y caeremos al abismo.  
Debemos estudiar el modelo turístico de la capital malagueña y tratar de adaptarlo a nuestra ciudad. Almería y toda su costa deben ser el polo de atracción desde donde articular la oferta turística del Sureste español. Potenciar destinos y conexiones del interior almeriense como la Alpujarra, Filabres o Los Vélez y expandirlo hacia comarcas que con el suficiente apoyo institucional podrían ofertar destinos de calidad. Las comarcas de Guadix, Baza, Lorca, la ciudad de Granada o incluso Úbeda y Baeza tienen un potencial importante y poco explotado por el turismo internacional ¿Por qué no crear un eje con ellas en lugar de tocar la puerta de quien no nos necesita?
Entiendo que es muy cómodo dejarse tutelar, ser cola de león, pero ¿eso es lo que necesita Almería? ¿Realmente nos interesa ser un complemento de Málaga o debemos ser más ambiciosos? Ser el león. Sin duda es un camino mucho más duro. Quizás sea simplemente inconsciencia, ingenuidad o ese síndrome de inferioridad tan extendido que alimenta el miedo a la autogestión almeriense. Media Almería ha mirado históricamente a Granada y otra media a Murcia. Épocas de miseria y pobreza en la que las élites almerienses estaban cómodas con su minúscula cuota de poder pero que lastraban nuestro desarrollo. Gracias al milagro de los invernaderos y la piedra natural, Almería ha conseguido ver su potencial, no ha necesitado de tutelas, ni de hermanos que guíen nuestro camino. Hemos demostrado que somos una tierra emprendedora, de personas que saben trabajar y marcar el camino a recorrer para la excelencia. No es una cuestión de mirarse el ombligo, es una realidad fehaciente. Pero aun así parece que algunos almerienses siguen sin creer en sí mismos, siguen teniendo la necesidad de ir al médico de Granada o a la Universidad de Murcia. Quizás sientan nostalgia y también quieran ir a coger el avión a la Costa del Sol en lugar de luchar por hacerlo en igualdad de condiciones en El Alquián.