La Junta de Andalucía ha vuelto a arropar este año a las empresas y entidades almerienses y andaluzas que se han trasladado hasta Fruit Logistica, la mayor plataforma mundial de innovación en el comercio de frutas y hortalizas. Este apoyo se ha canalizado través de la agencia de promoción exterior Extenda, dependiente de la Consejería de Economía, que ha facilitado la participación de 38 expositores bajo el paraguas del Gobierno andaluz y ha hecho posible que otras ocho entidades también participen en la feria, con una misión comercial prospectiva.
El firme apoyo del Gobierno andaluz al sector agrícola almeriense se evidencia también en las diversas líneas de ayudas que gestiona la Consejería de Agricultura, como las ayudas a la modernización de invernaderos, dotadas con más de 20 millones de euros; las subvenciones para los programas operativos de las OPFH, que en 2017 cuentan con más de 96 millones concedidos; o los incentivos para Grupos Operativos de Innovación, dotados con casi 7,5 millones.
A estas actuaciones hay que sumar las líneas de actuación en materia de gestión de restos vegetales o las ayudas agroambientales para cultivos hortícolas intensivos que se convocarán este año, con un presupuesto cercano a los 11 millones.
La Junta no vacila en su apoyo a la agricultura almeriense, mientras que otras administraciones parecen estar obsesionadas por obstaculizar el crecimiento de nuestro campo.
Me estoy refiriendo, en concreto, al Gobierno central, que, desde que tiene a Rajoy al frente, no deja de darle ‘palos’ a nuestra agricultura. Lo está haciendo, por ejemplo, al mantener bloqueado el AVE con Murcia, a sabiendas de que éste sería el medio ideal para sacar la producción agrícola de Almería de forma más barata, más rápida y menos contaminante.
También fue Rajoy el que impuso el ‘tarifazo eléctrico’ a nuestros regantes o el que nos mantiene discriminados con respecto a los agricultores de Murcia, al estar bonificando allí el agua desalada, mientras que aquí se niega a hacerlo. Por si fuera poco, en los últimos cinco años no se ha producido ningún avance en las infraestructuras hídricas de la provincia. La desaladora del Campo de Dalías sigue a medio gas y no se hecho nada por la Balsa del Sapo, ni por las conducciones de Tabernas, ni para adquirir la desaladora de Rambla Morales, ni para ampliar la de Carboneras ni para reparar la de Palomares.
Nuestra agricultura tiene un gran futuro, pero sería mucho más fácil alcanzarlo si el Gobierno central dejara de poner palos en las ruedas y remara en la misma dirección en que lo estamos haciendo el resto.
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