Las víctimas segun Podemos

Ramón de la Cruz
23:39 • 26 mar. 2017

Hace unos meses pasé un par de días en casa de un amigo Guardia Civil en Sevilla. La mañana del sábado 15 de octubre nos despertamos con la noticia de que a dos chavales y a sus novias los habían apaleado en Navarra. 
La razón que motivó a los agresores respondía exclusivamente a una cuestión laboral: eran Guardias Civiles. Cuando tomamos consciencia de la noticia, la respuesta fue el silencio y algo así como una sensación de alivio y rabia recorrió a partes iguales mi cuerpo: alivio porque sabía que la profesión de mi amigo no suponía para nosotros ninguna peligrosidad y rabia, mucha rabia, porque tenía muy claro que de ser otra nuestra situación geográfica, también podría haber sido otra nuestra suerte.
Cuento esto con ocasión de una noticia que me sorprendió el pasado miércoles. Resulta que Podemos, ERC, PNV y Bildu recibieron en el Congreso a los familiares de los agresores de Alsasua, con el objetivo de brindarles su apoyo –manifiesto mediante- por el supuesto “trato injusto” que la Audiencia Nacional tuvo con los agresores al tipificar penalmente aquella “pelea de bar” como delito de terrorismo. 
Les brindaban su “solidaridad, apoyo y cariño” porque creen que los agresores son tan “víctimas” como los Guardias Civiles apaleados.
¿Y por qué son victimas los agresores? Pues simplemente porque la Audiencia Nacional entendió que los hechos constituyen un presunto delito de terrorismo, algo que tacharon de “desproporcional y vengativo”, como si la Justicia no tuviera cauces para resolver en formas garantistas cualquier tipificación penal supuestamente errónea. 
De hecho, las defensas de los agresores recurrieron esta tipificación aludiendo que los hechos constituyen un delito de lesiones, pero no de terrorismo. La Audiencia de Navarra les dio la razón- contradiciendo a la Audiencia Nacional – y ahora tendrá que ser el Tribunal Supremo el que decida sobre la cuestión.  Pero eso es lo de menos. Lo de más es encontrar los motivos, las razones o los intereses que mueven a un partido como Podemos a hacer carne de manifiesto un asunto que corresponde a la más íntima competencia de la Justicia. 
Se trata, pues, de una estrategia global que busca establecer un discurso basado en la siembra constante de dudas sobre la legitimidad del Estado y sobre la limpieza de las instituciones en su funcionamiento y así, y en este caso particular, situarse en una equidistancia cada vez más patente y provechosa electoralmente entorno a un proceso de paz en Euskadi. 
Convendría a Podemos reflexionar sobre su posicionamiento en todas estas cuestiones ahora que parece que ya sí, con un Iglesias incuestionado, ha dejado claro cuáles son sus trincheras. Y cuáles no.







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