Agravios comparativos

Juan Megino
01:00 • 01 abr. 2017

Nunca, en mis tiempos de vida pública y de gestión municipal, se me ocurrió recurrir a los agravios comparativos para justificar la no consecución de determinados objetivos políticos, por importantes y necesarios que fueran desde una perspectiva partidista, pero que no se lograron alcanzar. Pese a ello yo no me puedo quejar y ahí están los Juegos  Mediterráneos o la desaladora con fondos europeos, entre otras consecuciones, para corroborarlo.
Sin embargo, lo acontecido esta misma semana me incita a retractarme de aquella opinión ante la tozudez de la realidad. Hace unos días, el señor Rajoy, presidente del Gobierno de España, ha anunciado ante los empresarios catalanes, inversiones en Cataluña en una cuantía de 4.200 millones de euros hasta el años 2020, con el objetivo de completar y mejorar toda una serie de infraestructuras.
Para mayor abundamiento, esta noticia ha coincidido en el tiempo, con la visita de miembros de la Mesa del Ferrocarril a Bruselas (sorprendente la ausencia de representantes del PP ¿para no molestar al jefe?) para denunciar la situación de este medio de transporte en nuestra provincia, por cierto, a años luz de las infraestructuras catalanas que tiene a sus 4 provincias unidas por AVE. Encomiable el trabajo de la Mesa en su denuncia de la situación, pero de Bruselas me temo que sólo traerán buenas palabras, denuncia de la pésima programación y redistribución de esas infraestructuras y el consejo de trasladar al Gobierno de España toda la poblemática, máxime teniendo próxima la visita del ministro del ramo, para que sea tenida de una vez en los Presupuestos.
El señor Rajoy, en sus declaraciones en Cataluña, se ha comprometido en que habrá “igualdad de trato” para todas las comunidades a la hora de la distribución de los recursos. Es natural esa promesa pero de imposible cumplimiento, algo que deberá verse en los presupuestos aprobados ayer por el Consejo de Ministros, pero con la incertidumbre de lo que pueda suceder con los mismos en su paso por el Congreso, por las exigencias de C’s, PNV y los diputados canarios, cuyos votos son absolutamente necesarios para alcanzar la mayoría suficiente. La “tarta” no es tan grande y todos querrán llevarse el trozo más grande.
Por razones políticas, como parece ahora, o por paisanaje o presión ciudadana, determinadas zonas han sabido beneficiarse. Almería nunca tuvo suerte en este sentido y eso hay que ponerlo en el debe de todos, políticos y ciudadanos.







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