Aguirre vuelve a la picota

Antonio Casado
01:00 • 22 abr. 2017

La lideresa está de nuevo en la picota por su mala cabeza como cazadora de talentos. Sobornos, blanqueo, trampas al Fisco, comisiones por concesiones, ingeniería financiera al servicio de dos depredadores de la caja de todos... Eso ocurría a la sombra de Esperanza Aguirre, donde sus dos prendas, Francisco Granados e Ignacio González, se repartían el territorio madrileño para llenarse el bolsillo privado de dinero publico.
El norte para Nacho -antes de su apertura americana, por cuenta del Canal de Isabel II- y el sur para Paco. El entretenido juego de la política se lo dejaban a la jefa, ajena a todo lo que no fueran relaciones de poder, medios de comunicación, urnas, encuestas y chafardeo por la calle de Alcalá con la falda “almidoná”.
Así que soy de los que entienden las lágrimas de Aguirre al saber que ha arropado a dos sinvergüenzas. El que responde con la cárcel del caso Púnica y el que va camino de pagar con la misma moneda su saqueo del Canal de Isabel II.
A la ex presidenta de la Comunidad de Madrid le gusta la política más que a Pablo Manuel Iglesias el teatro.
Cierto. Pero también del ejercicio de la política se derivan graves responsabilidades. Por lo que se hace. O por lo que se deja de hacer. Ese parece ser el caso en los dos supuestos contemplados: enriquecimiento personal de González y Granados, por un lado, y la financiación ilegal del PP madrileño, por otro.
En este punto es inevitable remitirse al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en cuyo entorno también crecieron las malas hierbas. 
Ni Rajoy ni Aguirre se librarán de la llamada “pena de telediario”, que consiste en la identificación de su figura con el tejido del PP, por el que trepó la corrupción cuando ellos ejercían puestos de máxima responsabilidad. Por tanto, es muy lógico que la Justicia les pida colaboración. Y es exigible que ambos colaboren, aunque la realidad puede ser distinta. Si cuentan lo que saben se juegan el cargo. Pero si alegan ignorancia.
No veo a Rajoy ni a Aguirre tirando de la manta. A pesar de que Francisco Correa (Gürtel) pasaba más tiempo en la sede central del PP, donde reinaba Rajoy, que en su propia casa. Y a pesar de que tanto González (Canal Isabel II) como Granados (Púnica) fueron criaturas políticas y palafreneros principales de Aguirre.







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