Recuerdo aquel sonido ancestral en forma de espiritual negro que tanto se escuchaba en esa histórica serie ‘Raíces’, centrada en la vida de Kunta Kinte, que marcó, de alguna manera, la vida de mucha gente. Contaba yo cinco años, pero recuerdo perfectamente la humillación constante y la pérdida de dignidad a la que sometían a los esclavos.
No concibo la vida siendo esclavo de nada ni nadie, o dependiendo por obligación de quien machaque intelectual, espiritual, física o económicamente. Nietzsche distinguía en la sociedad la moral de amos, como en la Antigua Grecia o la Antigua Roma, y la moral de esclavos; en la primera se valora el orgullo, la fortaleza y la nobleza, en la segunda es la amabilidad, la humildad y la compasión. El filósofo apreciaba en occidente un marcado sistema entorno al bien y mal equivalente a noble y despreciable, donde los débiles responden a la moral creada por los poderosos.
Marx dijo: “Para poder oprimir a una clase es preciso asegurarle unas condiciones que le permitan, por lo menos, arrastrar su existencia de esclavitud” Nos crearon la necesidad del tener, con burbuja inmobiliaria incluida, nos dejaron caer a costa de que los poderosos sigan hinchando sus bolsillos y, ahora, una inmensa mayoría de quienes tienen trabajo, están en el umbral de la pobreza.
La calidad del trabajo/esclavitud, ahora que viene el primero de mayo, es hoy peor que nunca. Salvo en honrosas excepciones, el trabajador/esclavo es masacrado, humillado y despojado de dignidad como Kunta Kinte porque miles esperan para ocupar su lugar. Personas que pasan los días sin encontrar sentido a la “vida” porque sólo hay tiempo para trabajar; gentes cuyos jefes/amos les presionan y machacan psicológicamente, que les asfixian controlando hasta la respiración, despreciándoles al marcarles sus comportamientos por el mero hecho de ser los amos; atosigados por mensajería instantánea, prohibiendo el móvil en el trabajo, aunque ellos sí lo hagan, y se excedan incluso utilizándolo fuera del horario laboral… ellos son los amos, muchos, desconocedores de lo que es trabajar porque se lo dieron todo hecho, y el resto esclavos, este es el cáncer de nuestra sociedad, ¿hasta cuándo vamos a consentir escuchar este constante espiritual negro?
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