Coincidiendo con el inicio del verano el Boletín Oficial del Estado hará públicos los Presupuestos Generales del Estado de 2017 aprobados por las Cortes Generales. Saldrán adelante con los 137 votos de los diputados del PP, los 32 de Ciudadanos, los cinco del PNV y los dos de Coalición Canaria y Nuevas Canarias. Para juntar estos 176 votos, el Gobierno ha tenido que ofrecer suculentas ventajas y beneficios al País Vasco y a Canarias.
De los dos diputados canarios, el que se ha puesto más exigente es Pedro Quevedo. Nueva Canarias concurrió a las elecciones generales asociada al PSOE, pero su representante nunca ha negado que si el Gobierno se pone generoso con el archipiélago él no tiene problemas para apoyar las cuentas del Estado. “Mi voto está en su mano, señor Montoro”, llegó a manifestar en el pleno del Congreso el diputado canario. Y Montoro ha sido receptivo: 450 millones de euros, además del blindaje del Régimen Económico y Fiscal de las islas.
El caso del PNV es aún más sangrante. Como se sabe, el País Vasco tiene un régimen fiscal especial gracias al cual su Agencia Tributaria recauda todos los impuestos, incluidos los estatales, y posteriormente ‘paga’ al Estado por los servicios que éste presta en sus territorios. Es el llamado cupo. El PNV ha ofrecido –y el Gobierno aceptado- los votos de sus cinco diputados a cambio de 36 acuerdos que incluyen una rebaja del 40 por ciento del cupo (unos 1.000 millones), la devolución de 1.400 millones de euros por ‘discrepancias’ de liquidaciones desde 2007 y una inversión de 3.380 millones de euros hasta el año 2023 para infraestructuras ferroviarias que conectarán las tres capitales vascas. Nunca cinco votos se pagaron tan caros. El País Vasco va a pasar de tener un régimen fiscal privilegiado –su financiación por habitante duplica a la de Andalucía, por ejemplo- a un régimen fiscal súper privilegiado. No se entiende cómo Ciudadanos, que tantas veces se ha mostrado contrario a los fueros del País Vasco y de Navarra, haya dado el consentimiento a todo esto.
Desde los inicios de la democracia hasta hoy el chantaje de los partidos nacionalistas ha sido permanente. Con este Gobierno y con todos los Gobiernos. Primero Suárez, después González, Aznar y Zapatero y ahora Rajoy, todos los presidentes de Gobierno de España han tenido que sucumbir a las demandas de los partidos territoriales para poder dotar a España de unos presupuestos. ¿Por qué demonios se permite esto en un Parlamento donde los partidos ‘periféricos’ apenas representan el diez por ciento del número de escaños? Eso es lo que muchos no entendemos.
Durante estos cuarenta años de ejercicio democrático en España todos los partidos políticos nos han hecho ver que hay una serie de ‘pecados mortales’ que ninguno de ellos pueden cometer. Uno de esos pecados sería dejar de rechazar los presupuestos presentados por el partido que gobierna. Con tal de no cometer ese pecado, los mismos partidos aceptan como un hecho inevitable el chantaje de las minorías. ¿Tanto delito es hacer posible que quien gobierna lo haga con su presupuesto? El “no es no” en España hace tiempo que sentó cátedra.
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