Para el alcalde de Almería si criticas la ciudad eres un triste

Juan Torrijos
23:42 • 04 jul. 2017

Menos mal que no nos ha llamado cualquier otra cosa. Lo de triste no es excesivamente malo. El joven Ramón echa en cara a los tristes, entre los que me debo encontrar, que solo vemos las malas noticias que se producen en Almería (mientras que nos olvidamos de las buenas), y nos rezaba el hombre todo un rosario de las últimas que ha conseguido la ciudad: Rehabilitación estación del ferrocarril. Paso a nivel del Puche. Ampliación carretera de Sierra Alhamilla. El gran proyecto Puerto-Ciudad. Ikea. Convenio recuperación medio ambiental desembocadura del Andarax. Y seguimos trabajando, decía. Yo reconozco que puedo ser un triste, pero él, el alcalde, parece un iluso sin mucho horizonte. Cuidado alcalde, que puedes tropezar con el muro. Nada de lo que nos dejaba en letra impresa el nieto de Monterreal como buena noticia para Almería es en estos momentos algo que los ciudadanos puedan ver, comprobar o disfrutar. Ramón, Ramón. Compra un billete para la lotería del 22-D y nos cuentas en el próximo escrito que a Almería le va a tocar el gordo. 
¿Usted ha pasado ya por el paso a nivel del Puche? El alcalde lo cuenta como si ya estuviera hecho. ¿Ha comprado usted en Ikea? Sí, en Murcia, pues el señor alcalde lo comenta como si el de Almería ya estuviera en funcionamiento. ¿Ha visto usted lo hermosa que ha quedado la estación del tren tras su rehabilitación? ¿Que todavía no está rehabilitada? Pues el señor Pacheco la da como una magnífica noticia para Almería que ya estuviera a disposición de ser disfrutada por los hombres y mujeres de esta tierra. ¿Ha circulado usted por esa nueva carretera de Sierra Alhamilla? Yo todavía no, pero estoy loco por hacerlo, se ha debido quedar de maravilla. ¿Pero qué puñetas dice usted de ampliación en la carretera? Yo no, lo dice el señor alcalde. Lo que más me gustó es el final del escrito: Seguimos trabajando. No se nos canse, señor alcalde, jóvenes ilusos como usted no se encuentran fácilmente, la ciudad parece más bien estar llena de tristes que no ven las buenas noticias que usted y sus colegas nos cuentan. El problema es que el ciudadano intenta verlas y se lleva la desagradable sorpresa de que al rosario se le van cayendo las cuentas.
Hay políticos que creen que sólo ellos son los que trabajan y aman la ciudad en la que viven.







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