El problema catalán

Es imposible la solución del diálogo: lo prohíbe la Constitución. `El problema catalán es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede co

Fausto Romero-Miura Giménez
01:00 • 16 jul. 2017

Con lo de Cataluña, ya me he perdido: no sé qué pasa de verdad ni quién es quién en la mutante sopa de letras ni a qué juega cada cual. 
La única solución que no me parece posible es la del diálogo sobre una solución política. Sí, claro, que Puigdemont y Rajoy se tomen unas cañas con butifarra o percebes. Pero ese diálogo político es el que pide, entre otros, Pedro Sánchez, el adalid del no diálogo, del “no es no”. Rajoy, el rey y la Vicepresidenta han ido a Cataluña no sé cuantas veces este año. Y ni el mejor otorrino ha conseguido que Puigdemont oiga ni, mucho menos, entienda. Es más, cada día da un paso más en la senda de lo que llama la desconexión, y, como si fuera analfabeto funcional, tampoco entiende ni acata las resoluciones judiciales que le afectan. Él, y su cohorte.
Dialogar supone estar dispuesto a negociar y ceder. Pero lo prohíbe la Constitución, que fue aprobada en Barcelona por 91%, en Gerona por 90’4%, en Lérida por 91’9% y en Tarragona por 91’7%. En el total nacional, por el 88’54%; en la Madrid opresora, por el 86’8%. Cosa curiosa.
¿Se pueden esgrimir argumentos legales, razones razonables, que sean entendibles por unos descerebrados en crisis ¿gubernamental? –han caído los más notables- que van con el piloto automático? ¿Qué dialogo cabe? Porque hasta la Declaración de Granada, sobre un Estado Federal –sólo la defiende Susana Díaz-, la ha sustituido el propio PSOE, en su último Congreso, por el “España nación de naciones con una única soberanía, la del conjunto de los españoles...” oximoronizó Sánchez, quien matizó después que “de naciones culturales no soberanas.”
La nación gitana, la nación de toro, la nación del vino, la nación catalana… La nación, entendida como el grupo diferenciado que comparte lengua, historia, tradiciones, etc., es una noción sociológica, no política, en cuyo campo ese concepto carece de sentido. Es claro, pues, que no puede complacer a los catalanes que les den lo que tienen desde siempre. ¿Es, ése, el diálogo? Lo mismo se enfadan más y lo consideran una tomadura de pelo.
Y pongo un ejemplo. Se dialoga, vale. Se constituye en Estado Federal, como los EE.UU., sustituyendo Wyoming, Tejas, Colorado y Nebraska por Cataluña, País Vasco, La Rioja y Asturias. Ya lo tenemos nominalmente, ya no se llaman regiones ni comunidades autónomas ni nacionalidades, sino naciones o Estados. ¿Y…? 
Los Estados Federales son la suma de las soberanías de Estados independientes que deciden renunciar a su independencia para unirse: la soberanía residía en casa Estado, como si ahora se uniesen los que integran la Unión Europea en los Estados Unidos de Europa.
Por el contrario, en el Estado autonómico español la soberanía reside en el conjunto del pueblo español, no en los territorios, por lo que en esa reforma federal propuesta, los Estados, naciones, llámele como quiera, seguirían careciendo de soberanía.
¿A dónde hemos llegado así?
Y hay algo, esencial, que nunca he entendido: la gente no es imbécil y entiende las cosas cuando se le explican convenientemente. ¿Por qué guarda silencio la siempre inteligente, dinámica y culta sociedad civil catalana? ¿Por qué no ha explicado que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible? Y explicar significa detallar los obstáculos legales a la independencia –al menos, con la Constitución actual y la Unión Europea- y los inconvenientes  digamos, económicos que se derivarían para toda la ciudadanía catalana de su exclusión de la U.E.  
Claro que hace ya ochenta y cinco años -el 13 de mayo de 1932- Ortega y Gasset dijo, en un célebre discurso a propósito del Estatuto de Cataluña: ¿Qué diríamos de quien nos obligase sin remisión a resolver de golpe el problema de la cuadratura del círculo? ...El problema catalán es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar... Es un problema perpetuo, que ha sido siempre, antes de que existiese la unidad peninsular y seguirá siendo mientras España subsista... Creo, pues, que debemos renunciar a la pretensión de curar radicalmente lo incurable. Recuerdo que un poeta romántico decía con sustancial paradoja: «Cuando alguien es una pura herida, curarle es matarle.» Pues esto acontece con el problema catalán.” 
Creo que el Gobierno está actuando con inteligencia y transmite serenidad y firmeza, apoyándose en el respeto a la legalidad. 
Yo, estoy tranquilo.     Con certeza, no se dará lugar a lo que escribía Julio Camba sobre el debate de la Constitución de la República Federal: “Para aquellos energúmenos era lo mismo ensamblar las piezas de un puzzle, a fin de formar un cuadro, que coger un cuadro y hacerlo añicos, al objeto de crear un puzzle...”


La noche del terremoto


En contra de mi costumbre, la madrugada del martes dormí mal, me desperté varias veces. Pero una, no me desperté, sino que fui despertado por mi cama traqueteante.
Como no sé cuánto tardé en despertarme no puedo saber su duración, pero noté enseguida que era un terremoto. Miré el reloj y me pareció que marcaba las 5’18. Me dí la vuelta, y volví a dormirme.
No tuve, pues, ningún sentimiento trascendente, ningún pensamiento grandioso. Está visto que soy un estoico de lo más vulgar. La Naturaleza, manda.




La Virgen del Carmen


Hay Vírgenes Dolorosas y solemnes y Vírgenes alegres y populares. La Virgen del Carmen es de Éstas, y hoy celebra su Fiesta en miles de pueblos de España, incluida, claro está, Almería, en la que es, sobre todo, patrona de la gente de la mar. Por ello, esta tarde, desde el Levante hasta el Poniente, desde Garrucha hasta Adra, procesionará por la mar, con su gente gozosa; y muchos pueblos del interior, de Norte a Sur, celebrarán su Fiesta Patronal con la alegría de la Feria popular.
¡Felicidades!




El Indalo en Peyragudes


Decía Capuleto que lo más universal del Indalismo es el Indalo: lo mismo lo ves entre las tetas de una señorita de Nueva York que en la garganta de un boxeador.
...Pues el jueves lo vi pintado en el asfalto en la meta del puerto de Peyragudes, en el Tour de Francia. Para mí, que lo pintó Rafael García, el alcalde histórico de Velefique, un loco bendito del ciclismo que, además de cultivar cerezas memorables, dedica los veranos a subir en bicicleta las montañas míticas del Tour.
¡Viva el Indalo universal!





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