Fiesta de acogida

Escribió el Maestro Manuel del Águila: ‘La patrona de Almería no quiso venir en barca, porque como es pequeñita prefirió concha de nácar’. Esa talla de nogal, que materializa a la Patrona de la ciudad de Almería, llegó a la playa de Torregarcía hace más de cinco siglos, seguramente procedente de alguna embarcación naufragada o asaltada por piratas berberiscos, y en honor a lo que representa, la Virgen del Mar, estamos iniciando nuestra fiesta grande; una fiesta que debería ser lugar de encuentro de toda la provincia, con identidad propia, referente cultural para todo el Mediterráneo (no por el destrozo al patrimonio con la colocación de toldos, precisamente), y una vivencia intensa y alegre de propios y extraños en toda la ciudad, también en los barrios, aunque la acción de gobierno municipal va por otros derroteros.
Como almeriense, me gustaría que ese espíritu que parece inundarnos estos días de acogida a quien no es de aquí se prolongara todo el año para pelear por quienes llegan a nuestras costas, aunque no en concha de nácar, arriesgando su vida por una mejor. Me gustaría que todas esas flores a los pies de la Patrona se convirtieran después en protesta y reclamo a favor de la dignidad humana para forzar políticas que no legitimen a gobiernos corruptos, y sí que ayuden al desarrollo en los países de origen. No miremos para otro lado cuando, sin ir más lejos, hace unos días se rescataron a 600 personas entre el Estrecho y el Mar de Alborán, de ellas, 21 menores y un bebé que no podrán disfrutar de los cacharricos. Sé que, tras los desgarradores atentados de Barcelona y Cambrils, se fomenta el sentimiento inverso, que es lo que persiguen los terroristas. Por eso hoy reivindico que lo acontecido sirva para unir más a los pueblos, para conocer y querer más al que no es oriundo, y para que no rechacemos sino acojamos, porque esas pateras no traen el terror, huyen de él, acojamos como aquel vigía acogió en Torregarcía a la que hoy es nuestra patrona.