El lío de Podemos

Que la casta de Podemos se pase por el arco del triunfo lo que ha decidido la gente de Vistalegre II confirma la mimetización de la izquierda mochilera con el paisaje.  La Ejecutiva pilotada por Pablo Manuel introdujo unilateralmente cambios relevantes en la normativa de la comisión estatal de garantías, habilitada para ejercer de contrapoder y entender de asuntos internos. Así se vulneró la voluntad de la militancia respecto al funcionamiento de dicha comisión. Los cambios afectaron a la propia presidenta, Olga Jiménez, a la que se le abrió desde arriba un expediente disciplinario.
Como era previsible, las respectivas comisiones territoriales del mismo negociado se han plantado frente a la dirección en algo parecido a una rebelión interna que reprueba el golpe de mano de Iglesias. Los representantes de las comisiones territoriales aprobaron a finales de julio una resolución que considera nulas de pleno derecho las reformas estatutarias introducidas unilateralmente por la Ejecutiva, incluida la destitución de su presidenta y el nombramiento de uno de los tres pablistas en la comisión estatal. La Ejecutiva ha hecho caso omiso de la resolución anulatoria aprobada por la comisión. Así que el enfrentamiento está servido en nombre de un principio, el de la democracia interna, tantas veces invocado por los dirigentes de este partido como pedradas a terceros.
Podemos se comporta cada vez más como cualquier partido convencional, las garantías estatutarias acaban siendo papel mojado frente al ordeno y mando del jefe.
Bien mirado, tampoco hay mucha diferencia entre Maduro en Venezuela, que se inventa sobre la marcha una fuente de poder alternativa a la salida de las urnas, y la conducta de Iglesias en Podemos, al inventarse unos estatutos alternativos porque no le convienen los que han sido aprobados democráticamente. Parece que no le va mucho eso de ejercer el liderazgo con el contrapoder de un órgano elegido por las bases