Los Reyes Católicos suprimieron Los Toros por ser una fiesta de los moros. Los catalanes, cinco siglos después, como rebeldía identitaria por ser “la fiesta nacional” española. ¡Dios los cría...!
Son los sinsentidos locos del nacionalismo, miope, cateto, empobrecedor, excluyente. Hoy, cuando para todos el mundo es su aldea, los nacionalistas se empeñan en que su aldea sea el mundo.
No era difícil, en absoluto, prever lo que está pasando en Cataluña. Recuerda Vd., sin duda, cuando en 2004, el Secretario de Deportes de la Generalidad dijo que “si España quiere seguir compitiendo internacionalmente como selección nacional deportiva se busque un nombre o se lo invente... El problema no es de Cataluña”.
Lo del nacionalismo, que se asienta en el hecho diferencial, viene de muy atrás. Sabino Arana, el machote xenófobo fundador del PNV, denunció que los españoles somos “femeniles” y clamó por "rechazar a los españoles como extranjeros". Y, ahora, en Cataluña –por no haber impedido la parodia del 9N- el independentismo ha anulado, por las bravas, toda disidencia. Parece el Far-West: todo fuera de la ley, con jactancia de ello: la calle es de los separatistas e invitados –un evidente desorden público, que los Mossos han consentido hasta ayer, por lo que los han puesto bajo el mando de un Coronel de la Guardia Civil- alentados por las máximas ¿autoridades? de Cataluña y de Barcelona: Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Colau, que han exhortado a los suyos a ocuparla para defender a Cataluña de la deriva represora del Gobierno español (Colau), lo que remató Sánchez, el que manda en la ANC: “España nos ha declarado la guerra”; a manifestarse coactivamente ante los Juzgados, acosar a los malos con pasquines con su foto, a modo de sambenito; y hay daños en sedes de Partidos, destrozo de libros de ¡Marsé!, etiquetado de traidor, de botifler; y crucifixión de Serrat; coacciones a las Fuerzas del orden, sitiándolas en edificios e impidiéndoles la salida, y asalto a tres vehículos de la Guardia Civil, robo de su contenido –armas incluidas- y destrucción de los mismos, ante la pasividad de los Mossos, a cuyo jefe tuvo que ordenarle el Juez, muy de madrugada, la evacuación de los retenidos por la turba: la Secretaria judicial hubo de escapar por el terrado. Territorio comanche. O conmigo o contra mí o, aún peor: si estás contra mí, no existes; si no vives fuera de la ley, no tienes derecho a nada. Pura paranoia, en una creciente fractura social, pues no gobierna el pensamiento, sino el sentimiento, inyectado desde la infancia, con una política educativa sectaria consentida por el Gobierno desde hace cuarenta años: ahí están los niños en las manifestaciones. Crece, así, mi preocupación por lo que pueda suceder hasta el próximo domingo, pues no excluyo en absoluto que los violentísimos antisistema europeos acudan como moscas al pastel para sumarse a los de Arran, los cachorros de la CUP. Desde que a principios de siglo debutaron cruentamente en Génova lo hacen habitualmente.
Mientras que la democracia es un marco armónico de convivencia en libertad, pluralismo y discrepancia, el ideario ¿político? del nacionalismo se reduce a la xenofobia, la visceralidad, el agravio permanente, el victimismo, el privilegio, la avaricia... Necesita un enemigo, jugar contra alguien para afirmar su identidad, Barça incluido, a diferencia del Español.
Cuando el miércoles los Poderes –todos- del Estado de Derecho iniciaron su defensa, los independentistas protagonizaron la antología del disparate: los que van bien son ellos… en dirección prohibida, contra la ley: los detenidos ¡por las fuerzas de ocupación! (sic.) –dijo la CUP- son presos políticos remató Podemos.
Se dicen demócratas. La democracia no es echar una papeleta en una urna sino votar dentro de la legalidad, cuando la ley lo permite sobre asuntos que la ley consiente. Y cumplir, siempre, la ley y las sentencias judiciales firmes. Ya dijo Cicerón, hace 2.100 años, "seamos esclavos de las leyes para poder ser libres". Conforme a la ley, todo es posible. La transición española se hizo “de la ley a la ley a través de la ley”. La democracia española es constitucional: “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Cons¬titución y al resto del ordenamiento jurídico” (artículo 9 CE).
Lo de Cataluña es dictadura, una burla obscena basada en la mentira permanente.
¡Ay, si Tarradellas, también de Esquerra Republicana, levantara la cabeza!
Si Cataluña fuese independiente, ¿le gustaría a los catalanes ser gobernados por estas hordas?
¡Hasta el Liceo ocupado! No corren buenos tiempos para la lírica. ¡Cómo desafinan!
... Y el Guardia Civil cantaba flamenco al son de las cacerolas.
Ciudadanos, trasquilado Ciudadanos, que se diluye, presentó en el Congreso, como salvavidas, una proposición no de ley de apoyo al Gobierno y a la Judicatura “en defensa de la legalidad democrática en Cataluña”. ¡Y lo ha esquilado el PSOE!, que también ha salido trasquilado por su enmienda de pactar con los independentistas, lo que ha supuesto la ruptura de la disciplina de voto en su grupo parlamentario.
¡Si los constitucionalistas estaban de acuerdo! Hay que leer a Juan Ramón: “¡no le toques ya más,/ que así es la rosa!”
Maldición sobre Méjico Hace sólo dos domingos escribí sobre las tragedias que asolaban parte de Méjico y la América central entera. Diez días después –y justo a los 32 años del seísmo que causó más de diez mil muertos- otro terremoto bestial ha echado al suelo edificios enteros y causado –hasta ayer- 298 muertos.
¡A ver si es la Tierra la que nos está contagiando su locura a los humanos! Porque la gente está airadísima, insolidaria...
De verdad, la vida es una colección de azares: il duro mestiere di vivere que escribía Pavese.
¿Qué fue del geyser? La fuente del final de la Rambla sigue produciendo malos olores, pero la limpian y continúa funcionando y luciendo. Sin embargo, ¿qué fue del geyser que, mar adentro, lanzaba al cielo una airosa –sobre todo los días de viento- y alta columna de agua?
Duró, como quien dice, sólo unos días, al igual que la Plaza de las Velas.
No digo que los arreglen para darme gusto, -¡claro!- pero ¿por qué no los reparan? ¿Es consustancial con el carácter almeriense ese abandono de lo que presenta algún problema?
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/138365/como-desafinan