El alcalde de Almería ha tenido la “desafortunada” ocurrencia de repartir 1 000 ejemplares de bandas con los colores de la Bandera de España. La operación de reparto gratuito de estas banderolas ha trastocado el erario público con la “ingente” cantidad de unos 4 500 euros, y se agrava el trastorno cuando la finalidad de tal iniciativa se circunscribe a animar a los ciudadanos a festejar el Día de la Hispanidad (Día de España)… y ya han aparecido las mezquinas reacciones.
Con los sucesos de Cataluña hemos visto a estos neo-partisanos que no sólo han conseguido despreciar la Bandera de España; han logrado apestar su propia Señera y la han subvertido con una estrella en fondo azul que nos recuerda las “repúblicas democráticas” norcoreanas y bolivarianas.
La iniciativa del alcalde de regalar a la ciudadanía mil banderas ha excitado las reacciones del sector “progresista”, muy atento a las irregularidades que se produzcan por este tipo de decisiones que pueden esconder partidismo y discrecionalidad. Ya saben aquello de piensa el ladrón… La acción del alcalde, precedida de un bando instando a los ciudadanos a exhibir la Bandera de España en la Semana de la Hispanidad -ya son ganas de provocar- culmina con la perversa entrega gratuita de banderas, que ya es superar los límites de la provocación. Y como consecuencia de ello, se suceden sendos tuits de los portavoces municipales de la progresía local. Uno es de Juan Carlos Pérez Navas (PSOE), y dice: “4.500 euros se gasta el alcalde en banderas de España. Es esta su prioridad con las necesidades que hay en #Almería? Le sobrepasa el cargo.”. Muy bien, Juan Carlos. ¿Y a Pedro Sánchez qué le sobrepasó para presentarse como adalid del nuevo socialismo ante una inmensa bandera de España? ¿Era una despreciable performance? ¿También lo criticaste?
En cuestión de prioridades se pueden relacionar algunas como la que para un ayuntamiento del PSOE-IUCA supuso regalar condones en la Plaza del Educador o poner en marcha en el CAMA el inolvidable “Museo del Condón” y gastarse un buen dinero en la aún inexplicable “Fiesta de Haba” (pronunciado “jaba”); que todavía espero alguien me explique la génesis de este evento tan “arraigado” en la cultura y tradiciones almerienses. Para aquel ayuntamiento de las “libertades democráticas” era más prioritario prohibir el Belén municipal, exhibir una apestosa Cabalgata de Reyes Magos… sin entrar en la profunda ruina económica que no daba ni para pagar los sueldos de los funcionarios.
Peor es, a mi criterio, el despacho tuitero del portavoz de IUCA. Dice Rafael Estéban: “Sr. Alcalde si quiere repartir banderas las paga Vd. o su partido y las reparte en su sede. Este problema no se soluciona desde las emoción”. En estas pocas palabras se destila mayor mezquindad, pues el alcalde no reparte banderas, las reparte el Ayuntamiento de Almería como una invitación a la celebración del Día de España, festividad de alto rango e igual respeto que merece la Feria (reparto de abanicos) o la Navidad (reparto de pascueros). Además, la Bandera de España se entrega a los ciudadanos que la reclaman con su presencia y voluntad, y no es merchandising de campaña electoral o propaganda partidista: es la Bandera de España que se reparte para engalanar esta gran Fiesta Nacional. Ya está bien de asignar a nuestra bandera reaccionarios estigmas de facha, la derecha, la Falange… Algunos pueden tener en su sede la bandera de la Segunda República, cuyos deleznables gobernantes -que estaban en sus cosas- no supieron reprimir un golpe que dirimió en la Guerra Civil que aún despierta fantasmas y alimenta absurdas rivalidades revanchistas. Respecto de “la emoción”, por supuesto que sí soluciona conflictos, problemas y aferra convicciones. Les diré que a mí sí me emociona el Himno Nacional y la Bandera de España; porque la emoción es un sentimiento exclusivamente racional que, cuando aflora en la grandeza, logra orillar las peores vilezas que atormentan a los corazones resentidos; los propios, y los del sectario entorno que les rodea.
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