A l final se nos cae el Cable, ya lo verán. Lo mismo es lo que están esperando los políticos de Madrid, los de Sevilla y alguno de Almería que ha pasado olímpicamente del cable durante los últimos diez años, y es que gastarse dinero en unos hierros oxidados que hay en una playa de Almería no parece una inversión rentable, deben pensar algunos. Durante la última década desde la presidencia de la Autoridad Portuaria nada se hizo por conocer la situación en la que se encuentra el cable. ¡Ay, Trini, Trini! Tuvo que llegar Mari Carmen Ortiz a la presidencia para que una empresa pusiera sobre la mesa la situación del monumento. Y la situación no es nada buena por lo que se ha visto. Ya en el primer repaso a los viejos hierros se avisó de su preocupante situación y de que había que vallar el área por el peligro de desprendimientos que ya se estaban produciendo. Y eso lo llevó a cabo doña Carmen Ortiz en un alarde de valentía. Y digo valentía porque lo hizo aceptando una responsabilidad sin consultar con las distintas áreas responsables en el Ayuntamiento y en la Junta. Obras en el municipal, cultura en el autonómico. Le podían haber parado la urgente colocación de unas vallas, capaces habrían sido.
¡Culos fuera! Los políticos son maestros en quitarse responsabilidades de encima, lo hizo la Junta: No soy la dueña, el ayuntamiento pidió amor y solidaridad a todas las administraciones con el cable (se acuerdan cuando Ramón Fernández-Pacheco se ofreció para que el Ayuntamiento rehabilitara el Cable si la Autoridad Portuaria le daba permiso), y ahora nos llega el ministro de Fomento (dueño del trasto mientras no se rehabilite) y nos avisa de una intervención liviana. Me imagino que el señor de la Serna nos anuncia otra manita de pintura como la que le dio la Junta hace unos años. ¡Se nos cae, con estos políticos, se nos cae! No es momento, dijo el señor ministro, de hablar de cafeterías, bares o miradores en la plataforma superior. No fuimos los ciudadanos, fueron unos políticos los que nos vendieron un cable mágico, ilusionante, una terraza sobre el mar, una ventana hacía el futuro de Almería. Nos ilusionaron, nos lo creímos y qué duro es el despertar que ahora nos dan. Liviana, una intervención liviana.Tras la liviandad del ministro un silencio parece haber caído sobre el Cable.
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