Bienvenid@s a la alargascencia

Mar Verdejo
01:00 • 16 dic. 2017

Aquién no se le ha roto un electrodoméstico, con apenas unos años, y pensamos “ya no los hacen como antes”? Esta semana un matrimonio octogenario del Reino Unido, tuvo que abandonar su hogar, en el que habían estado toda su vida, para ir a una residencia y cuando llegó el momento de deshacerse de las cosas de la casa se plantearon qué hacer con los electrodomésticos, que fueron adquiridos en los años sesenta, y que funcionaban a la perfección. ¿Qué hacer con ellos? Y pusieron un anuncio en el periódico para regalarlos. En plena época de consumismo en la que nos hemos acostumbrado a comprar, tirar, comprar cabe recordar que antes algunos productos se fabricaban con un solo objetivo: que duraran.
Los fabricantes hacen los productos con una vida útil programada: les ponen fecha de caducidad con un software que no se actualiza o con piezas que “mueren” prematuramente. Y a este proceso hay que añadir que nos han acostumbrado a tener necesidad en el proceso de renovación de los productos, como es el ejemplo de los teléfonos móviles. Los fabrican para que no duren.
Frente a esta estrategia de las empresas para incrementar las ventas, existen otras iniciativas de empresas emprendedoras, con nuevas alternativas de negocio, para hacer frente a esto que se llama obsolescencia programada. Reduce, reutiliza, repara y recicla se enfrentan al comprar, tirar y comprar. Hay que tomar consciencia de comprar aquello que realmente se necesite, de dar un segundo uso, de reciclar y crear nuevos modelos, como sería el caso de la ropa. Cada vez hay más establecimientos que ante esta sensibilidad te reparan lo que se ha roto, e incluso existen tutoriales en las redes para que te lo repares tú misma. 
Reparar es mucho más ecológico que reciclar, y todo lo que es bueno para el planeta es bueno también para nuestros bolsillos. Hay que hacer una ley que garantice la durabilidad de lo que compramos. Según Benito Muros, presidente de la Fundación Energía e Innovación Sostenible sin obsolescencia programada (Feniss): “un electrodoméstico bien fabricado podría durar de 80 a 100 años si se utilizaran las carcasas y componentes adecuados”, ahora con la obsolescencia programada por los fabricantes, los electrodomésticos duran entre dos y ocho años. En esta sociedad consumista no sólo desechamos los productos que han dejado de funcionar, nos han creado la necesidad de tener el último modelo con diseños más modernos y más funciones, pero cada vez somos más las personas que nos resistimos, por ejemplo, a cambiar de móvil todos los años, vamos y buscamos un establecimiento para que nos lo reparen. 
Cuando vamos a comprar deberíamos poder identificar los productos que han sido fabricados con obsolescencia programada. “Hay que alargar la vida de las cosas”, nos dicen los Amigos de la Tierra, y están recopilando un directorio con tiendas, talleres, etc. donde nos proporcionan este servicio. Arreglar, compartir, reparar, alquilar, intercambiar, utilizar, donar, regalar… son verbos que se van utilizando ante el comprar y tirar. Busca cerca de casa un pequeño comercio, cooperativa o cualquier otra iniciativa para alargar la vida de las cosas. 
Si alargamos el uso de lo material reducimos el consumo de recursos naturales, como bien sabemos, el planeta es finito y sus recursos son limitados. Vivir con menos, pero vivir mejor es el camino para reducir los niveles de producción y consumo. Hay que fomentar lo local frente a lo global para que nuestra sociedad sea más respetuosa con el medio ambiente, además de justa y solidaria. El agua es un recurso muy preciado, y cada vez más escaso, así que deberíamos de saber que se necesitan 3.900 litros de agua para confeccionar una camiseta, la camiseta más sostenible es la que ya fue fabricada. ¿No merecen nuestras camisetas una segunda oportunidad? Se acaba de poner en marcha la campaña #SeMerecenUn10 a través de Amigos de la Tierra, cuyo objetivo es luchar contra la obsolescencia programada a través de la reducción del IVA aplicado en los servicios de reparación, a los establecimientos de segunda mano y de alquiler. Actualmente el IVA es del 21%, y estas empresas realizan una imprescindible labor social y medioambiental. En Suecia para favorecer las reparaciones se ha eliminado el IVA de estos servicios. 
Cada año en Navidad, frente a la fiebre consumista, se va apostando por un consumo más responsable y cabe preguntarse: ¿Lo necesito? ¿Puedo tenerlo reparando? Y replantearnos que con esta acción contribuiremos a: si reparamos más dejaremos de generar millones de toneladas de residuos. Si generamos menos residuos ahorraremos costes de gestión y podremos destinarlos a educación, sanidad o cultura. 
Las familias ahorraremos al ser los productos de vida más larga. Se incentivan los pequeños comercios locales, principal fuente de empleo. Serán menos necesarios los vertederos e incineradoras, que son responsables de la degradación de numerosos espacios y de emisiones con graves impactos sobre la salud. Se luchará contra la exportación ilegal de residuos a países empobrecidos. Reduciremos la extracción de minerales, el consumo de agua, el uso de energía, y la presión sobre algunos recursos , como el Coltan, fuente de conflictos armados.


 







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