Después de reunirnos con los portavoces de la oposición municipal interesados en conocer nuestros argumentos, sobre lo que consideramos un abuso del Ayuntamiento con los vecinos de El Toyo y del agravio que esto supone, nos recibió el representante del Ayuntamiento en la Entidad y Concejal Juan José Alonso, según nos dijeron dichos portavoces, a requerimiento unánime de ellos.
En este periodo de intercambio de posiciones y argumentos han quedado varias cosas claras, nos atreveríamos a decir que para todos. Y sobre esas realidades deberíamos trabajar
La primera, que la disolución de la Entidad, como final de una situación excepcional que la ley reconoce, y pese a haberla vivido durante doce años, no va a nuclear la acción vecinal, al menos, en este momento. Pese a esta evidencia, lo vecinos, que lo deseen, podrán agruparse, con la Asociación a la cabeza, para canalizar las acciones judiciales para reclamar la temporalidad y el fin de la Entidad.
La segunda evidencia es que el Ayuntamiento, valorando lo mucho que obtiene de El Toyo y lo mucho que se ahorra, al no conservarlo, ha de disponer en los presupuestos de una aportación importante que suponga una reducción drástica de las cuotas que mantienen la Entidad. La Asociación defiende que esta dotación presupuestaria ha de ir acompañada simultáneamente, de un acuerdo de pleno que, bien por la reducción de su coeficiente de participación en la Entidad o mediante una bonificación equivalente del IBI, se consiga, en un horizonte temporal, eliminar completamente el agravio impositivo que los vecinos padecen. Solo es cuestión de voluntad política para acordar las cuantías y el plazo.
Pero sobre estas evidencias se han construido otros autoengaños. Unos por parte del Ayuntamiento y otros en una parte de los vecinos El Ayuntamiento, descolocado por la irrupción de los vecinos, reclamando su participación, y molesto, tras 12 años de asentimiento, quiere convencerse que las demandas de la Asociación son pasajeras, fruto del radicalismo y neutralizables con los restos de los que le sirvieron fielmente y que se han constituido como alternativa. Craso error señor alcalde. Ni los sindicatos amarillos tuvieron futuro ni las asociaciones de vecinos amarillas lo tendrán. La implantación que en 2 meses ha conseguido esta asociación, totalmente independiente, y su proyección, gracias al trabajo y a nuestras propuestas debían hacerle reflexionar y reconocer a los verdaderos interlocutores de los vecinos, recibirlos y facilitar una vía que pueda conducir a acuerdo.
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