No son de fiar

Julia Navarro
01:00 • 09 feb. 2018

Sí, puede que haya fisuras en el bloque independentista, algunos dirigentes de Ezquerra Republicana se atreven a decir en público lo que hasta ahora decían en privado: que no es posible investir a Puigdemont presidente de la Generalitat. Supongo que tiene que ver con que su líder, Oriol Junqueras, está en la cárcel y otros dirigentes en libertad condicional sabiendo que no pueden eludir a la Justicia.
Y no es que los dirigentes de Ezquerra se hayan caído del caballo y hayan visto la luz  sino que sencillamente han decidido ser prácticos y dejar, para cuando el tiempo amaine, el nuevo asalto contra el Estado.
Pero de ahí a creer que los dirigentes de Ezquerra han aparcado para siempre su idea independentistas es como creer en Papa Noel. Así que esperemos que el Gobierno y el PSOE no se dejen engañar creyendo que con Ezquerra se puede llegar a algún acuerdo. Oriol Junqueras tomó el pelo a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.  Pero ese mismo Oriol Junqueras aparentemente práctico y dialogante es quién impidió a Carles Puigdemont convocar elecciones. Es el mismo que le advirtió que Ezquerra le dejaría solo. El mismo que hizo que desde sus huestes acusaran a Puigdemont de traidor. El mismo que azuzó el fuego en casa del pirómano. Y el mismo que siempre ha trabajado para ser él y solo él que se hiciera con el santo y seña del independentismo, aunque eso suponga torear a sus interlocutores.
A mi la figura política de Oriol Junqueras se me asemeja a la de un "Tartufo" y la prueba es que tomo el pelo a la vicepresidenta. Y si me apuran me parece mucho más peligroso y menos de fiar Oriol Junqueras que el propio Puigdemont. Este último se ha convertido en una caricatura mala de sí mismo. En personaje histriónico sin ninguna credibilidad. Pero Junqueras sibilinamente cree que aún puede mover hilos y tejer acuerdos que permitan la "gobernabilidad" de Cataluña aunque eso suponga que le toque traicionar a Puigdemont aunque eso sí, sin que lo parezca.
Fiarse de Junqueras es como fiarse del lobo vestido de abuelita que como se sabe se terminó comiendo a Caperucita. De manera que es de esperar que nuestro Gobierno no haga de Caperucita. Ya son mayorcitos para haber aprendido la lección.







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