No, no les voy a hablar del silencio del siempre vigilante movimiento feminista ante las insinuaciones machistas de un político encarcelado e investigado sobre la vida privada de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes. Al fin y al cabo esta señora es del PP y cualquiera puede insinuar lo que quiera sobre sus relaciones personales sin que le caiga encima la del pulpo. Distinto sería si esta señora fuera una progre con carnet y marchamo oficial de referente de las libertades democráticas, que entonces ya verían ustedes a más de un observatorio o asociación o colectivo o colectiva, ponerse como panteras enfurecidas. Les hablo de un silencio más cercano. LA VOZ DE ALMERIA ofrecía ayer lo que, en apariencia, era una exclusiva de portada: la firma Armani usaba el desierto de Tabernas como escenario de un spot protagonizado por la supermodelo Cara Delevingne para su colección primavera-verano. Los menos sensibles saludarían la noticia con la burda satisfacción de ver que Almería sigue siendo tierra de rodajes y que, por tanto, contribuye a la generación de empleo y riqueza. Desoladora visión de los que son incapaces de ver las grandes tragedias que azotan a nuestra sociedad. Supongo que será cuestión de días o acaso horas, pero que pronto acabará el insoportable silencio de los colectivos feministas clamando contra esta avasalladora demostración de la vigencia del heteropatriarcado en el mundo del corte y la confección. Y eso por no hablar de la cosificación de la mujer para el beneficio de los magnates de la moda, trasladando una imagen de sometimiento femenino a los cánones de belleza establecidos por implacables machistas. Y todo ello, además, con la duda de no saber si en el rodaje resultaron dañadas especies únicas del delicado ecosistema desértico de Tabernas. Toda una provocación que pronto, imagino, tendrá merecida respuesta.
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