El mundo sufre la retórica del odio

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23:05 • 27 feb. 2018

Un año más Amnistía Internacional presenta su informe anual para concienciar a los ciudadanos de los problemas que sufren muchas personas al verse privados de derechos fundamentales como la libertad de expresión, opinión o religión. El mundo esta sufriendo las terribles consecuencias de la retórica del odio, que amenaza con normalizar la discriminación en gran escala de los grupos marginados.
No obstante, en Amnistía Internacional vemos luces de esperanza por un aumento del movimiento de activistas en defensa de la justicia social que permite abrigar la esperanza de invertir la tendencia a la opresión.
En el informe se analiza la situación en 159 países y se hace especial referencia a las palabras del secretario general de esta organización en la que destaca que: “La clara medida de odio que adoptó el gobierno de Estados Unidos en enero, cuando prohibió la entrada de las personas procedentes de varios países de mayoría musulmana, preparó el terreno para un año en el que quienes ejercían el liderazgo llevaran la política del odio hasta sus últimas y más peligrosas consecuencias”. También remarca la terrible campaña militar de limpieza étnica llevada a cabo contra el pueblo ronhingya en Myanmar.
Entre los signos de regresión mencionados en el informe figuran las medidas de represión del derecho de protesta en Francia y los intentos de reducir los derechos de las mujeres, observados desde Estados Unidos hasta Rusia y Polonia.
Las políticas regresivas han impulsado a numerosas personas a sumarse a luchas que vienen librándose desde hace tiempo, y en el informe se detallan muchas victorias importantes que el activismo por los derechos humanos ha contribuido a lograr. Entre ellas figura el levantamiento de la prohibición total del aborto en Chile, el avance hacia el matrimonio igualitario en Taiwán y el logro de una victoria histórica contra los desalojos forzosos en Abuya (Nigeria). También una marcha de las mujeres centradas en Estados Unidos y con ramificaciones en todo el mundo que ha puesto de manifiesto la creciente influencia de los nuevos movimientos sociales, al igual que lo hicieron el fenómeno #YoTambién y la iniciativa “Ni Una Menos” de Latinoamérica al denunciar la violencia contras las mujeres. 
En lo que respecta a España,  Amnistía Internacional ha mostrado sus preocupaciones porque se restringió de forma desproporcionada el derecho a la libertad de expresión y el derecho de reunión pacífica de personas que apoyaban  la independencia catalana.
España ha incumplido el compromiso de reubicar a 15.888 solicitudes de asilo en aplicación del programa de reubicación de emergencia de la Unión Europa. Al final solo había reubicado a 1.328, de las que casi 600 era de nacionalidad siria. Tampoco se ha reasentado a 1.449 personas refugiadas de Oriente Medio y del norte de África. De las casi 26 mil solicitudes de asilo presentadas, 34.655 siguen pendientes. En octubre, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sostuvo que la devolución inmediata a Marruecos de migrantes subsaharianos que intentaban acceder al territorio español en Melilla en 2014 constituía una expulsión colectiva de ciudadanos extranjeros.
Y en referencia a Almería y a un ciudadano almeriense, en enero, el juez de Instrucción sobreseyó la causa por incitación al odio contra Alfonso Lázaro de la Fuente y Raúl García Pérez, titiriteros profesionales que en febrero de 2016 habían estado cinco días en prisión provisional por cargos de “enaltecimiento del terrorismo” e incitación al odio. 


 







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