En pocas provincias españolas los medios de producción se encuentran tan expuestos como en Almería. La riqueza del Poniente no se guarda en el interior de fábricas, sino que descansa entre simples plásticos. Y no estamos hablando de unos cuantos invernaderos, sino de decenas de miles, a los que se accede por una extensa e intricada red de caminos rurales. A este paisaje hay que sumarle numerosos núcleos de población de mediano y pequeño tamaño y dos ciudades: Roquetas de Mar y El Ejido.
Con este panorama, el tema de la seguridad en la comarca del Poniente no puede tratarse con los parámetros que se utilizan en el resto del país: hace falta un análisis riguroso de la situación y que se pongan los medios necesarios para que personas y cosas estén seguras.
Incomprensiblemente, el Gobierno de Rajoy está haciendo todo lo contrario. Desde la llegada del PP al Gobierno, Almería ha perdido 122 agentes de Guardia Civil y Policía Nacional. Esta escasez, además, se está viendo agravada por la decisión de compensarles las horas extras que echan con días de descanso.
Sólo en El Ejido, la Guardia Civil tiene que vigilar unas 15.000 hectáreas de invernaderos y 27 kilómetros de costa, con una plantilla que apenas sobrepasa el medio centenar de agentes. En esta escasez de medios humanos de la Guardia Civil tiene mucho que ver, por otra parte, la decisión del Gobierno de reforzar la plantilla de Roquetas de Mar con agentes provenientes de otros municipios del entorno.
Este trasvase de agentes a Roquetas no significa que el pueblo de Gabriel Amat esté especialmente protegido, sino todo lo contrario: aquí los bandazos en temas de seguridad están a la orden del día. En Roquetas, el alcalde ha pasado de pedir una comisaría de Policía a enterrar este asunto en el mismo momento en que llegó Rajoy a La Moncloa.
El alcalde de Roquetas no sólo no pide, sino que ahora regala. Recientemente ha firmado un convenio con el Ministerio de Interior en el que le cede un edificio municipal para que traslade allí el cuartel de la Guardia Civil. Además, ha renunciado a pedir mejoras para el cuartel de Aguadulce, igual que ha renunciado pedir que los agentes destinados en Roquetas sean de plantilla, y no que vengan en prácticas.
Frente a ello, los socialistas seguiremos exigiendo el fin de este maltrato y que el Gobierno nos trate con respeto: que reponga todos los agentes que hemos perdido, que traiga una comisaría a Roquetas, un cuartel de la Guardia Civil a Vícar y que apruebe un plan especial de seguridad para el mundo agrario, en el que el Poniente almeriense ha de tener un papel protagonista.
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