El Banco de España publicó ayer su informe anual sobre la economía española en el que da al Gobierno una de cal y otra de arena. El banco emisor reconoce el buen comportamiento de la economía española en los últimos cuatro años. Un crecimiento fuerte y además equilibrado. Sin embargo, considera que aún la tasa de paro, deuda pública y déficit son muy elevados. Para seguir mejorando, el emisor recomienda al gobierno emprender reformas, atacar el presupuesto por la vía de los gastos y también de los ingresos. En este sentido, habla de subir el IVA y de revisar los beneficios fiscales que aún otorga la fiscalidad española.
El Banco de España recuerda al gobierno que los famosos vientos de cola que ayudaron a la mejora de la economía española, a su crecimiento y sostenibilidad en el tiempo, ahora podrían no soplar con tanto fuste. Se refiere, por supuesto, al petróleo y a los tipos de interés. Y es que, sin duda, en los próximos meses, se van a encarecer las importaciones y los intereses de la deuda. De hecho, ya en este momento, la subida del barril de crudo está muy por encima de las previsiones que había hecho el gobierno en los Presupuestos Generales del Estado para este año y que rondan los 69 dólares y la crisis en Italia está provocando subidas de las primas de riesgo y de los intereses de la deuda.
El problema es que el gobierno está atado de pies y manos. Estamos viendo las dificultades que tiene para sacar adelante las cuentas públicas. Los costosos compromisos a los que ha tenido que acceder para contentar a vascos, navarros y canarios. Difícilmente está el ejecutivo en condiciones de abordar, con la actual aritmética parlamentaria, ninguna de las recomendaciones del Banco de España. Me temo que habrá que esperar mejores condiciones o un agravamiento de los problemas para que algunas cosas cambien. Claro, que puede ser a peor.
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