Emilio Ruiz
22:53 • 20 ago. 2011
Pongámonos en situación. Hacienda clasifica a las empresas, a efectos del Impuesto de Sociedades, en dos grupos: las que facturan hasta mil millones de pesetas (lo decimos en pesetas porque fue entonces cuando la clasificación se estableció) y las que facturan más. A éstas las llama Grandes Empresas. Las primeras tributan el 25% sobre beneficios y las segundas el 30%.
Centrémonos ahora en las Grandes Empresas, que son el objeto de este comentario. ¿Cómo ingresan éstas por sus beneficios? Lo hacen de forma parecida a como se hace con el IRPF: mediante pagos a cuenta. En les meses de abril, octubre y diciembre de cada año se ingresa el 21 % de los beneficios obtenidos hasta el día 1 de dicho mes. En julio es cuando se presenta la declaración anual correspondiente al año anterior, que, como en la declaración sobre la renta, puede salir a ingresar o a devolver.
¿Y qué aprobó anteayer el Gobierno? Pues subirle el porcentaje de los dos pagos a cuenta que restan de 2011 a las empresas que facturan más de 20 millones de euros para establecer un tipo impositivo de entre el 24 y el 27 %. De esta forma, adelanta a este año una recaudación prevista para el año que viene.
Salgado habla de 2.500 millones de euros, pero los expertos creen que se ha pasado en cantidad.
Con esta medida ocurren tres cosas: una, que se les resta liquidez a las empresas haciéndoles pagar este año un dinero que tenían que pagar el que viene; dos, les hacen pagar anticipadamente por unos ingresos que pueden haber facturado pero no necesariamente cobrado, y tres, el gobierno actual anticipa una recaudación que estaba previsto que recaudara el próximo gobierno. No es, pues, más recaudación lo que se ha aprobado, sino anticipo de recaudación. Aquí y en Sebastopol a esto se le llama pan para hoy y hambre para mañana. ¿O no?
Centrémonos ahora en las Grandes Empresas, que son el objeto de este comentario. ¿Cómo ingresan éstas por sus beneficios? Lo hacen de forma parecida a como se hace con el IRPF: mediante pagos a cuenta. En les meses de abril, octubre y diciembre de cada año se ingresa el 21 % de los beneficios obtenidos hasta el día 1 de dicho mes. En julio es cuando se presenta la declaración anual correspondiente al año anterior, que, como en la declaración sobre la renta, puede salir a ingresar o a devolver.
¿Y qué aprobó anteayer el Gobierno? Pues subirle el porcentaje de los dos pagos a cuenta que restan de 2011 a las empresas que facturan más de 20 millones de euros para establecer un tipo impositivo de entre el 24 y el 27 %. De esta forma, adelanta a este año una recaudación prevista para el año que viene.
Salgado habla de 2.500 millones de euros, pero los expertos creen que se ha pasado en cantidad.
Con esta medida ocurren tres cosas: una, que se les resta liquidez a las empresas haciéndoles pagar este año un dinero que tenían que pagar el que viene; dos, les hacen pagar anticipadamente por unos ingresos que pueden haber facturado pero no necesariamente cobrado, y tres, el gobierno actual anticipa una recaudación que estaba previsto que recaudara el próximo gobierno. No es, pues, más recaudación lo que se ha aprobado, sino anticipo de recaudación. Aquí y en Sebastopol a esto se le llama pan para hoy y hambre para mañana. ¿O no?
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