El taurino Colegio de Médicos

Emilio Ruiz
07:00 • 26 ago. 2018

En el año 2014 la junta directiva del Colegio de Médicos de Almería, ya presidida por Martínez Amo, decidió instaurar el trofeo taurino “El quite providencial” a fin de premiar el mejor quite efectuado durante la lidia en las plazas de toros de Almería y provincia.  El premio consiste en la entrega de una pieza modelada de gres, obra de Rafaela Cruz Martínez, realizada en la Escuela de Arte de Almería. Aquel año el galardonado fue Jesús de Almería. El año pasado el premio fue para Curro Díaz, que lo ha recibido estos días. Este año, pues ya se verá.


No consigo determinar en cuál de los fines fundamentales del Colegio de Médicos de Almería tiene encaje este galardón. En el ámbito de la ordenación de la profesión médica, no creo. En el de la salvaguardia y observancia de los principios deontológicos y ético-sociales de la profesión médica y de su dignidad y prestigio, tampoco lo creo. En la colaboración con los poderes públicos en la consecución del derecho a la protección de la salud, menos aún. Pudiera ser que los dirigentes del Colegio pensaran en el fin que establece “la promoción por todos los medios a su alcance, de la constante mejora de los niveles científico, cultural, económico y social de los colegiados”. No puede ser otro, si bien hay que hacer un ejercicio de malabarismo mental para concluir que el otorgamiento de ese galardón mejora en algo el nivel científico, cultural, económico o social de los médicos.


 Cuestión distinta es el nombre del premio: quite providencial. Un hecho providencial es el que se produce de forma inesperada o casual para evitar un daño. No creo que sea éste el caso, pues un quite taurino nunca es inesperado y menos aún casual. Providencial es también el adjetivo que hace referencia a la “providencia de Dios o relacionado con ella”. No tengo ninguna duda de que los colegiados pensaron en esta acepción académica para nominar su premio. Dios está presente en todas partes y, por supuesto, también en la plaza de toros de Almería, pensarán los médicos. Faltaría más.



 Un grupo de médicos de Almería se ha dirigido al presidente del colegio para quejarse de estas parafernalias festivas que nada tienen que ver con la profesión. Lo ha hecho con un escrito tremendamente duro. “Con la celebración de este acto y entrega de dicho premio se promueve el pretérito salvajismo alejando a la institución del progreso moral propio del siglo que vivimos”, dice en uno de sus párrafos. “Consideramos indigno e inadecuado que se use parte de nuestra cuota como colegiado para sufragar un premio de un espectáculo que consideramos constituye un acto de maltrato institucionalizado”, dicen en otro.


 El debate en España sobre ‘toros sí, toros no’ es tan intenso como extenso. Está bien que participen en él con una posición a favor los médicos que a título particular lo deseen. Situarse positivamente de forma colegiada es un disparate. Tienen razón, pues, los médicos que firman el manifiesto. Como razón tenían los profesores universitarios de Almería que un día alzaron el grito en contra de la creación del Aula Taurina. Zapatero, a tus zapatos.





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