Kayros
22:37 • 25 ago. 2011
En la Europa de los mercaderes electrónicos donde miles de millones de euros cruzan el planeta a la velocidad de la luz, el socialismo decimonónico tenía ya muy poquito que hacer. Bien es cierto que a fuerza de reformas o de parches como los llama la oposición, nuestro país no ha pasado todavía por las duras estrecheces de Grecia y Portugal, pero todo se andará. Si perder las elecciones municipales y autonómicas, si ver esfumarse un millón de votos y a los trabajadores quedarse huérfanos del partido de referencia ya fue una desgracia, más grave resulta constatar que el PSOE se divide internamente en una fuerte crisis de identidad.
¿Cómo podría el Gobierno socialista sacar adelante su programa de avances sociales condenando a los económicamente débiles a que paguen las consecuencias del trastorno capitalista? Esto es una contradicción en los términos que hace incomprensible la política de Zapatero. El PP lo tuvo demasiado fácil al cargar las tintas sobre los cinco millones de parados guardándose el famoso patriotismo nacional de otras veces en los últimos repliegues de la faltriquera. Dicen que Rubalcaba está intentando movilizar a la izquierda, ¿Qué menos se puede hacer? Lo que pasa es que lo tiene difícil porque la derecha confundirá una vez más gastos sociales con despilfarro y así no hay modo de entenderse. He observado que ahora el argumento más socorrido es decir que los socialistas han dejado las arcas vacías en ayuntamientos y diputaciones, pero en cambio la oposición es reacia a que paguen más los ricos, con lo cual las farmacias no cobran, los viejos no pueden beneficiarse de la ley dependencia, la viudas se quedan a la luna de Valencia y los parados notan que el cartero no llama dos veces. Es imposible mantener un Estado de bienestar con una crisis mundial subida como un tigre a los lomos de la vaca flaca. Si los sindicatos fueran lo que fueron en otro tiempo, todavía podrían tratar de igual a igual a los señores del dinero, pero sabiendo que para obtener un puesto de trabajo hay que entrar a cuatro patas en la oficina de la empresa, besarle el culo al gerente y reirle todos los chistes por malos que sean, resulta insoportable. Que llegue pronto Mariano, a ver si por lo menos entramos en Europa.
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