Luis del Val
23:05 • 01 sept. 2011
Llevar a la Constitución una norma en la que nos vamos a comprometer a no gastar más de lo que recaudemos se me antoja que es algo así como si lleváramos a la Constitución un párrafo específico en el que constara que meter la mano en la caja y usar el dinero público para fines particulares es algo reprobable. Como el Cándido de Voltaire, yo creía que los gobernantes procuraban por todos los medios no gastar más de lo que se ingresa. Que eso sea motivo de alborozo para unos (PSOE y PP) y argumento de inmenso disgusto para otros (nacionalistas y sindicatos) es algo que me llama la atención, y que me deja en la situación del tardo, que no acaba de entender el chiste que tanta risas provoca en los demás.
A lo peor, por este camino, un día incluiremos en la Constitución que está feo blasfemar en público o que los españoles se comprometen a no hacer aguas mayores en calles. Pero suponiendo que los alborozados tengan razón, hay una duda que me corroe: en este país las normas no se cumplen. O se incumplen con frecuencia. ¿Y si, a pesar de que esté recogido en el texto constitucional, los dos grandes partidos se ponen de acuerdo para incumplir lo acordado? Vamos que ya se puede ir de nuevo a 120, y derogamos lo de 110 kilómetros hora.
Se denomina norma a la regla a la que se deben ajustar las conductas y las actividades, pero también llamamos así a la escuadra que usan los artífices para ajustar de manera exacta piedras y maderos. Y así de rígida entienden, los alemanes, por ejemplo, que son las normas. Pero nuestros representantes políticos son, no lo olvidemos, tan españoles como nosotros. De ahí las enormes dudas.
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