El papel de Junqueras

Julia Navarro
01:10 • 23 oct. 2018 / actualizado a las 08:00 • 23 oct. 2018

Pablo Iglesias lo resumió muy bien al salir de la cárcel donde visitó a Oriol Junqueras: a quién le toca ahora mover ficha es al Gobierno de Pedro Sánchez.


Y es que Pedro Sánchez necesita los votos de Ezquerra para seguir siendo presidente del Gobierno pero tampoco nos engañemos, Ezquerra también necesita a Pedro Sánchez en el Gobierno. Mejor Sánchez que Casado o Rivera, por razones obvias.


Pero mientras tanto desde Ezquerra están echando un pulso al Gobierno: o dan ordenes a la Fiscalía pidiendo que soliciten al Tribunal Supremo la libertad de Oriol Junqueras y de los políticos independentistas presos o no darán el "" a los Presupuestos.



La cuestión es si el Gobierno va a ser capaz de aguantar el pulso, es decir no caer en la tentación de dar ordenes a la Fiscalía, o si por el contrario va a dar algún paso, por tibio que sea, en la dirección que le solicitan desde Ezquerra. A mi me sorprende la querencia que tienen los políticos de Madrid por Oriol Junqueras. Supongo que es por sus ademanes tranquilos, por su voz pausada, por su aspecto de no haber roto un plato en su vida, pero también porque es más inteligente que todos ellos y les sabe manipular a su antojo. Oriol Junqueras envolvió en su retórica vaticanista a Soraya Sáenz de Santamaría haciéndola creer que él era el interlocutor moderado para resolver los problemas de Cataluña. Pero mientras le decía una cosa hacia otra y la verdad es que la engañó bien engañada. También se nos olvida, o mejor dicho hay a quién se le olvida, que fue Oriol Junqueras quién impidió a Carles Puigdemont convocar elecciones y desbloquear así la situación que se había creado a cuenta del referéndum ilegal y la proclamación golpista de la república catalana. Fue él quién advirtió a Puigdemont que si convocaba elecciones Esquerra dejaría el gobierno, y fueron los suyos los que calificaron a Puigdemont poco menos que de traidor. Es decir que Oriol Junqueras tiene una responsabilidad tan directa como innegable en cuanto ha sucedido en Cataluña, es decir en todos los pasos que se han dado para romper la legalidad constitucional.


Pero hay que reconocerle el mérito de que es capaz de convencer a quién se le pone por delante que él es un hombre moderado con el que se puede hablar. Y hay que ser muy crédulo para creérselo. Así las cosas Pablo Iglesias tiene razón: la pelota está en el tejado de Pedro Sánchez. Veremos hasta donde es capaz de llegar el presidente por seguir siéndolo.





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