L a afición almeriense sólo ha tenido la oportunidad de disfrutar de la mejor versión de su equipo en un desplazamiento; con motivo de la visita de los nuestros a Soria. En todas sus otras actuaciones fuera de casa, el rendimiento de los chicos de Fran Fernández ha ofrecido más oscuros que claros. Es una realidad incontestable que en el noventa por ciento de los casos los rendimientos de los equipos en los desplazamientos es inferior al que ofrecen como locales. El Almería no tiene porque ser una excepción, ni lo pretendemos. Pero en cuatro de sus cinco desplazamientos precedentes ha estado por debajo de sus posibilidades.
Fran Fernández tiene por delante un duro trabajo para conseguir que su equipo ofrezca la mejor cara cuando sale del Mediterráneo.
Pero el Carlos Belmonte le ha generado otro problema al técnico de El Zapillo: el mostrar a sus pupilos el camino a seguir para hacer frente con garantía a un equipo en inferioridad. Es decir, cómo superar a un equipo con dos líneas de cuatro muy juntas y un solo punta. No se dará en muchas oportunidades, pero por si acaso hay que estar atentos y llegar con la lección bien aprendida. El sábado espera un hueso duro de roer, que quiere hacer del Nuevo Los Carmenes una fortaleza inconquistable. El ejército de Fran Fernández ha demostrado que tiene argumentos y potencial suficientes como para conquistar cualquier plaza, aunque también para salir con el rabo entre las piernas de cualquier feudo.
La afición rojiblanca, que de forma masiva se va desplazar a Granada para estar con los suyos y con la ilusión de volver con algún punto en el zurrón, se merece ser premiada por su equipo. No quiero cerrar esta columna sin hacer referencia a la caótica situación del arbitraje nacional. Este es un dato objetivo avalado por el ridículo continuado de nuestros trencillas en los Campeonatos del Mundo. Se supone que los árbitros están para impartir justicia, y no lo hacen. Como muestra un botón, el de la recuperación del tiempo perdido por parte de Daniel Ocón Arráiz en Albacete.
Se perdieron 3 minutos y medio en atender al portero local, 1 y medio a Zozulia y 1 y medio en la tangana del 90. Además, hubo cinco cambios. Añadió sólo cuatro minutos y se fue a su casa tan pancho.
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