Durante los ocho años que Rafael Hernando ha sido portavoz adjunto o portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados ha hecho un uso impecable de las redes sociales, sobre todo de Twitter. Cada intervención plenaria suya o cada declaración pública eran complementadas a los pocos segundos en estos espacios con resúmenes y frases destacadas bien redactados que se ilustraban con fotografías cuidadosamente seleccionadas. Se notaba que tras la firma de Hernando había un gabinete de comunicación profesional que entendía de lo que iba el asunto.
La sustitución de Rafael Hernando por Dolors Monserrat en la portavocía del Grupo Popular en la Cámara Baja no ha sido para mejor, sino justamente para todo lo contrario. Lógicamente, se trata de una apreciación personal, pero a la hora de desempeñar esa función la diputada por Barcelona no le llega al diputado por Almería ni a la suela de los zapatos. No solo pienso así por la aturullada y barroca intervención de Montserrat el otro día, sino, en general, por la escasa consistencia de sus intervenciones. Me consta que hay muchos diputados del Partido Popular que piensan si no es el momento de replantearse la elección de la catalana.
Rafael Hernando será recordado como uno de los mejores oradores del parlamentarismo español. Sí, ya sé que a los de la oposición sus intervenciones les enervaban, pero es justamente la misma reacción que provocaban las intervenciones de Alfonso Guerra, otro gran parlamentario, en el sentido etimológico del término. Los buenos parlamentarios nunca deben dejar indiferentes a los receptores de sus mensajes, y esto lo sabía y lo sabe Rafael Hernando y no lo sabía, y seguramente no lo sabe, Margarita Robles, anterior portavoz socialista. La hoy ministra de Defensa tampoco le llagaba a la suela de los zapatos, en esta faceta, a Antonio Hernando.
Bien, a lo que iba. Por lo que se ve, tras desposeer a Rafael Hernando del cargo de portavoz, también le han despojado de sus asesores de comunicación. Lo que era un pulcro uso de las redes sociales es ahora un aturullado acopio de textos poco cuidados. No disponer de un periodista que redacte tus mensajes no significa necesariamente que éstos se deban escribir mal, si es que no se es un analfabeto y, obviamente, Hernando no lo es. Pero Rafael Hernando ha tomado el camino fácil de dejarse llevar por la corriente quinceañera de que en las redes se puede escribir de cualquier forma, incluso saltando por encima de reglas ortográficas básicas. Si leemos detenidamente los tres tuits que ilustran este artículo, cogidos al azar, de los mismos se pueden extraer al menos diez faltas de ortografía: ausencia de tildes, inadecuado uso de mayúsculas, no saber distinguir entre ‘porque’ y ‘por qué’… Lo de ‘Chiquiministra’, así, con mayúscula, es capítulo aparte, pero debe saber Hernando que tampoco ese término se lo hubiera permitido su asesor de comunicación. Por el mensaje despectivo que entraña no solo para la ministra, sino también para muchas de las personas que han hecho posible que Hernando esté donde está.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/161400/rafael-hernando-no-tiene-quien-le-escriba