Kayros
20:43 • 08 sept. 2011
Cada cuatro años. Tan pronto suenan los primeros altavoces de las elecciones, las ejecutivas de los partidos madrugan para decir que ellos no subirán los impuestos. Impuestos, qué disparate. ¿Cómo vamos nosotros a esquilmar a la población con lo que está cayendo? Sin embargo el capitalismo es un sistema donde todo sube. Suben las materias primas, los costes de producción, las tasas, los precios de los alimentos, los caché de los músicos que vienen a la feria, etcétera. Ante este pandemónium social caben dos soluciones: o inventas un eufemismo para que el contribuyente trague sin darse cuenta o comienzan los recortes ya sean en cultura, investigación, educación, sanidad y demás logros del estado del bienestar. Ya que tanto les gusta el ejemplo de la familia, cuando un padre no puede alimentar a su hijos porque el sueldo le queda corto busca otro sobresueldo arañando otro trabajo o se queda sin su cervecita con los amigos o su partida de truque en el bar los domingos. Tal como estamos es claro que trabajo/ trabajo ya no es posible. Así que recorte que te crió. Todavía cabría una solución última y es dirigirse al primo rico que todos tenemos y pedirle una ayudica hoy por ti y mañana por mi. Pero, claro, el PP ya ha dicho abiertamente que no piensa pedirle nada los ricos. Rubalcaba, en cambio, lo intenta aunque puede que le den con la puerta en las narices. Caminamos pues hacia una sociedad cada vez menos igualitaria, con más odio de clases, con ese enquistado resentimiento típico de la guerra civil entre gente que estaría dispuesta a repetirla si hiciera falta.
Arriba hemos insinuado algo sobre la cultura. Si hay algo que puede resituarnos en las verdaderas necesidades del hombre y hacernos ver mejor lo que somos eso es la educación. El ministro Gabilondo no se cansa de afirmar que en este asunto no debiera haber ni derechas sin izquierdas. No debiera, pero las hay. Tenemos ayuntamientos que ante el desorden del mundo prefieren correr delante de los toros, matar venados y entretenerse jugando al pádel. Siempre se puede rebañar algún dinero para pagar estos ocios alienantes que aunque no expliquen nada, por lo menos hacen pasar la tarde.
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