Para poder llegar a los restos de la mítica ciudad de Troya, el equipo dirigido por el alemán Heinrich Schliemann hubo de excavar, a base de pico y pala, hasta nueve sustratos de otros asentamientos levantados sobre la ciudad a la que el príncipe Paris condujo a la bella Helena después de raptarla de Esparta. Supongo que ya saben lo de Ulises, el caballo de madera y todo eso que sigue. Y si no, mejor dejen de ver capítulos de “Juego de Tronos” y diviértanse con la primera serie no televisiva de la historia. Pero no les hablo hoy de restos arqueológicos relevantes, sino de la epopeya que está por vivirse en la Junta de Andalucía en cuanto se empiece a rascar un poco en su mítica y bien cimentada administración paralela, esa en la que los bardos y juglares de la llamada caverna mediática (esa en la que te meten en cuanto no haces, escribes o piensas tal como señala el discurso políticamente correcto) dicen que campan y retozan a sus anchas cerca de 24.000 contratados por cuestiones de proximidad política y familiar con el PSOE, y que nos que cuesta cerca de 6.000 millones de euros al año. Esa prospección en el pozo sin fondo conocido de una gestión clientelar y poco transparente durante décadas -de la que sólo hemos podido conocer lo que los jueces han ido sacando a cuentagotas- tiene toda la pinta de ser un filón inagotable de asuntos que quizás ahora ni sospechemos que existan. Lo que finalmente no haya podido ser triturado o borrado en estos días de frenético preludio, va a darnos más de una portada y más de una apertura de informativos, en donde iremos conociendo el modus operandi de una administración que, a pesar de haber contado con ingentes recursos financieros desde 1978, no ha conseguido aupar a Andalucía a la posición de relevancia y calidad de vida que su potencialidad y la capacidad real de los andaluces habría hecho posible. Veremos ahora cuántas capas de escombro hacen falta excavar para descubrirlo.
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