¿Tiene que ver la caída de la Ugt en enseñanza con la del Psoe?

Juan Torrijos
14:00 • 26 dic. 2018

Esta pregunta se la vienen haciendo en el sindicato desde que se conocieron los resultados, en los que la Ugt de Almería ha pasado a ser el sexto sindicato en el tablón de anuncios.


 Los datos son increíbles y definitivos: Csif se hace con la victoria con nueve delegados; Anpe le sigue con siete; Ustea logra ese mismo número, siete; Ccoo cinco delegados; Dxp los mismos que los cocos, dejando a la Ugt con cuatro delegados en el sexto puesto del ranking. ¡Para llorar a lágrima viva! Toda una debacle para un sindicato que ha sido referente a lo largo de los últimos treinta años en la enseñanza almeriense. 


El reparto de los votos ha sido: Csif ha logrado una holgada victoria con mil ochenta, Ccoo con seiscientos veinte y dos salva la cara, Ugt se queda con quinientos quince, lo que no deja de ser para ellos un doloroso tropezón. Sindicatos como Ustea, al que le costaba lo suyo conseguir representación, han visto como en las pasadas elecciones se ponían en enseñanza por delante de Ccoo y de la propia Ugt, empatando a siete con el segundo de la clase. Ante esta situación, es comprensible que el sindicato socialista se pregunte, y hara bien, ¿qué es lo que ha pasado para el batacazo que se han dado y si la bajada de votos que el Psoe viene sufriendo pueden tener la culpa del mismo? 



No les vendrá mal una reflexión y hasta una autocrítica sobre lo sucedido y a esperar y desear que ese camino abierto en enseñanza no se produzca en otros e importantes sectores como puede ser el de la sanidad. 


El palo a Ugt ha sido demasiado fuerte en enseñanza como para que se pueda olvidar fácilmente. Con la derrota (y esta ha sido de las que duelen y no se esperaba con tanta virulencia) se pierden delegados, se pierden liberados, se pierden subvenciones y se asoma el que era el primer y gran sindicato en enseñanza en Almería al abismo negro de la falta de poder en la mesa de las negociaciones. 



A uno le parece, lo mismo estoy equivocado, que los llamados sindicatos de clase deben intentar lo que hace unos años estuvo cerca y no se consiguió por el prurito de algunos dirigentes que no querían ser los desalojados del machito de sus secretarías, una unión que hoy se ve más necesaria que nunca y, lo más importante para ellos y sus representados, dejar de ser las correas de transmisión de los partidos políticos. 




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