Cientos de miles de mujeres han vuelto a salir a las calles este 8 de marzo para reclamar lo que aún se les niega: igualdad real de derechos y libertad para ejercerlos. Ante una reivindicación tan elemental, cuesta creer que todavía haya quienes anden buscando excusas para no sumarse. Ha sido el caso del Partido Popular, que se ha negado a participar de las manifestaciones. Su líder, Pablo Casado, ha declarado que el manifiesto de las asociaciones feministas es “inasumible” y que el PP no va a hacer “propaganda a la izquierda radical”.
Se equivoca el presidente del PP al intentar etiquetar al feminismo. No existe un feminismo de derechas y otro de izquierdas. La lucha por la igualdad de las mujeres abarca a todas: a las de derechas y a las de izquierdas, a las jóvenes, a las mayores, a las racializadas, a las homosexuales, a las del techo de cristal, a las que tienen trabajos precarios, a las que cuidan…
No existe, por lo tanto, un feminismo de derechas y otro de izquierdas. Otra cuestión distinta es que, a la hora de defender el feminismo, la derecha haya preferido casi siempre ponerse de perfil.
Los avances más importantes que se han dado en nuestro país en el marco de la lucha feminista han venido siempre de la mano de gobiernos socialistas. Así ocurrió, por ejemplo, con la ley de igualdad o la ley contra la violencia de género.
Mientras tanto, el PP atesora un largo expediente de agravios a la cuestión feminista. Durante el gobierno de Rajoy, se desmantelaron las políticas de igualdad y se impulsó una reforma laboral que condenó a las mujeres a la precariedad. Ahora, el nuevo líder, Pablo Casado intenta dar lecciones de ginecología y obstetricia a las mujeres, explicándoles “lo que llevan dentro”.
La otra derecha, la de Ciudadanos, tampoco apoya la causa feminista. El año pasado no quisieron implicarse mucho con el 8-M y este año, obligados por la presión social, se han escondido detrás de su ‘decálogo del feminismo liberal’, que no es suficiente para tapar las vergüenzas de un partido que apoya sin complejos la legalización de la prostitución y de la gestación subrogada.
Por suerte, desde el pasado mes de junio contamos en nuestro país con un Gobierno Socialista, con mayoría femenina, que ha situado la igualdad como un asunto transversal en la agenda política, desarrollando el Pacto contra la Violencia de Género, recuperando el Observatorio de la Salud de las Mujeres o dando formación a jueces en violencia de género.
El feminismo no es patrimonio de la derecha ni de la izquierda. El feminismo no es socialista. Pero el socialismo sí es feminista.
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