En ambientes eclesiásticos se habla de la marcha de don Adolfo

Se ha sabido que ha realizado en estos días un viaje a la Roma papal y que tenía prevista una entrevista con todo un cardenal y se han desatado las habladurías en las sacristías. Del viaje se tiene constancia oficial, de la entrevista no tengo la confirmación, pero todo apunta a que la misma ha tenido lugar y que en breve sabremos si don Adolfo deja la diócesis de Almería unos quince años después de arribar por este sur. Don Adolfo apareció por aquí en el año dos mil cuatro y lo hacía con el siguiente mensaje: Mi estancia como obispo de Almería no será largo, el fin de mi camino está en Roma y este es solo un corto tiempo de espera para llegar a esa meta en mi carrera dentro de la iglesia.

Aquel mensaje se fue olvidando tal y como iban pasando los años, y tras tres lustros, vuelve la noticia de que don Adolfo está en Roma, o ha estado en Roma, porque cuando esto se escribe no sé si ha vuelto a tierras almerienses o cuando lo va a hacer, como tampoco si su vuelta es para despedirse de quince años entre los católicos para fijar su nueva etapa en la tan deseada Roma de su juventud. El obispo arquitecto, como se le ha conocido aquí y en otras diócesis donde ha ejercido su trabajo, ha realizado una importante labor en Almería en lo que a obras de cara a la Iglesia se refiere, destacando entre ellas las llevadas a cabo en el viejo seminario. Pero si hay que destacar su importante labor en las obras en las que los ladrillos y el cemento son sus grandes protagonistas, no parece que se tenga la misma opinión dentro del clero en lo que a la labor con las almas de los fieles se refiere, que debería ser la primera y gran misión de los hombres que están al frente del clero en nuestra provincia, y en este caso concreto el del señor obispo.

Es posible que me esté adelantando a los acontecimientos y que mañana o pasado aparezca don Adolfo y nos diga a los católicos almerienses que no se va a Roma que se queda entre nosotros, cuando puedo estar dando la impresión de que ya le estoy despidiendo. Vamos a esperar a lo que nos diga en unos días el obispo. Y si se nos macha a Roma, como viene siendo su deseo desde que llegó y el rumor que hoy corre por iglesias y conventos de Almería, que sea feliz en su nuevo cargo, si no es así, aquí, como ha podido comprobar en estos años, tampoco se vive mal.