Con la llegada de Podemos se formó un buen zipizape entre la militancia de la izquierda, con la irrupción de Ciudadanos, liberales, centristas y puteados por el PP se dieron cita en sus sedes. Con la llegada de Abascal la derecha y la derecha de la derecha se han visto en el disparadero y algunos ruedan rambla abajo. Cuatro jefes, unos desconocidos, otros demasiado, montaron sus tiendas de campaña y decidieron partir con sus huestes a la batalla. Todos perdieron en el duro enfrentamiento político, nadie lo quiere reconocer y asaltaron las alcantarillas. Capitanes contra generales, generales que ponen firmen a la tropa. Ante la derrota política sufrida estampida general y cada uno por su lado. Vox no ha cubierto las expectativas en los veinte municipios donde se presentaba y era de lógica que algún jefe levantara la cabeza intentando que no fuera la suya la cortada. Quizás no se daban cuenta de que las cabezas las cortan los votantes, y que las de los líderes de Vox de Almería, los levantiscos y los otros, ya deben estar desde el pasado 26 de mayo en bandeja de plata en el despacho de Abascal. ¿Bisoños los actuales líderes de Vox en Almería? En política no solo hay que pensar en la bisoñez a la hora de analizar una actuación, lo importante es llegar a la misma con una mínima preparación, haberse leído por lo menos el libro blanco de “petete” y se tiene la impresión de que ni eso han hecho. Y al final, ante el primer desencuentro interno por una derrota no esperada, saltan por los aires los genios, surgen las órdenes de los generales y la amenaza de los intolerantes. Las peleas y la nula capacidad de estos nuevos políticos almerienses, Podemos, Ciudadanos y Vox nos ponen de nuevo ante la dura alternativa del bipartidismo. Creíamos que los nuevos partidos y los jóvenes políticos venían a traer la esperanza de instituciones más abiertas y representativas, esa era la ilusión, qué poco nos ha durado la misma, ni por la derecha, ni por el centro, ni por la izquierda se ha sabido dar respuesta a los deseos de la ciudadanía. Y lo que se parece la historia de Bonilla con la de Enciso en El Ejido. Enciso se creyó el rey y se enfrentó al PP, Bonilla ha pensado lo mismo y se enfrenta a Vox. Enciso ya sabemos cómo acabó, Bonilla lleva el mismo camino. Estos políticos, qué pena dan.
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