Lejos de períodos históricos de cambio o revolución, en democracia, la política es un oficio. Uno más. Por eso hay ciudadanos que deciden afiliarse a los partidos políticos porque los ven como un medio para ganarse la vida. Dado que para mantener sus estructuras necesitan grandes recursos económicos, por la inercia de los hechos, los partidos se convierten en empresas extractivas cuyo comportamiento no difiere del resto de las que operan en los mercados. En su caso con la gran ventaja de las subvenciones públicas.
Pero el dinero nunca es suficiente y en el horizonte de la política suele aparecer la sombra ominosa de la corrupción. Corrupción que no siempre cursa a la manera tradicional: concesión de obras públicas a cambio de comisiones. Ésa es la más grosera y la que en numerosos casos -cuando les pillan- atasca los sumarios de los juzgados. Hay otras formas, legales, pero que bordean la inmoralidad.
Tomo nota al vuelo de un caso reciente. De libro. Está centrado en la renovación del Consejo de la televisión autonómica andaluza pero algo parecido sucedió hace unos meses con la renovación del de la catalana TV3. Los estatutos de estos entes autonómicos -similares en todos los que forman parte de la FORTA- especifican que accederán al cargo personas de reconocido prestigio profesional en el ámbito de la comunicación audiovisual, cultural, científico o social. La realidad es que los nombramientos pocas veces se ajustan a tal imperativo. Lo que ha convertido en noticia la renovación del Consejo en la RTVA es que tras años de bloqueo, al final, los partidos políticos han llegado a un acuerdo. ¿El secreto de semejante milagro? ¡Que se han puesto de acuerdo para repartir los nombramientos y en la mayoría de los casos colocar a políticos que habían quedado descolgados tras las últimas elecciones! Pero ojo, no se trata de un cementerio de elefantes; en todo caso sería un mausoleo de oro porque los nuevos consejeros cobrarán más de 60.000 euros anuales y con derecho a percibir indemnización por vivienda sí así lo reclaman. La Asociación de la Prensa de Sevilla en un comunicado denuncia -cito textualmente- que: "La pretendida regeneración se convierte en degeneración, en la misma que ha existido durante varias décadas". La denuncia estará unos días en los medios; el chollo del Consejo es para cinco años. Todo sea por la pasta.
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Fermín Bocos