Maribel Sánchez llama a la tranquilidad ante la carga mineral

La delegada de Moreno Bonilla en Almería les asegura a los vecinos de Carboneras que estarán presentes “todas las garantías, todas” en el transporte del mineral de hierro procedente de Alquife y que se va a cargar por el puerto de Carboneras. Y los vecinos van y se creen a doña Maribel. Doña Maribel es muy joven, de lo cual nos alegramos por ella, y no debe conocer la realidad de una ciudad como la de Almería surcada por trenes o camiones con mineral. Le deben haber enseñado alguna foto “color sepia” de aquella época en Almería, y algún técnico, lo mismo ha sido el señor Caicedo, don Jesús, pregonero de las fiestas de la Virgen del Carmen en Aguadulce y presidente de la autoridad de los puertos de Almería, el que le ha asegurado que la carga de mineral no va a crear ningún problema en el puerto de Carboneras que de él depende, y si no lo crea en el puerto, se puede asegurar que tampoco lo va a hacer en el pueblo. Y en último caso el pregonero se ha puesto en manos de la Virgen del Carmen y le rogaba en su pregón que tienda su santo manto sobre los vecinos del pueblico y les cuide ante la carga de mineral de hierro. En menudo lío, se quejaba la Virgen, me ha metido el pregonero de este año. Llevo manto, sí, pero no sé si va a ser capaz de cubrir a todo el pueblo ante la carga del mineral. En la capital hace años que le pedían lo mismo a la Virgen del Mar, y no había forma de encontrar en el cielo manto tan grande para cubrir la ciudad. Hablaré con el jefe supremo, lo mismo se le ocurre alguna idea para salvar la situación. ¡Pero por qué estos garrulos humanos nos vienen a nosotras con estas peticiones! ¡Carmen, que son tus hijos, sé benevolente con ellos! Ya, perdona, jefe, pero es que dan una guerra estos hijos nuestros. Muchas palabras bonitas es lo único que tienen, pero a la hora de los actos nos meten en cada lío. Que les digo ahora a los pescadores de Carboneras cuando quieran dentro de unos días pasearme en barco por sus aguas y me pregunten por el pregonero y la decisión tomada sobre el mineral. ¡Jefe, no te escondas tú ahora! es lo único que me faltaba, dime que hago con el mineral o le digo al pregonero que adjuro de su pregón, que lo doy por no recibido. Carmen, ten paciencia con tu hijos, parece que no los conoces, el del pregón era un político. ¿Qué esperabas?