Durante décadas, el centralismo ha sido el eje reinante sobre el que han pivotado las políticas de la Junta de Andalucía. Para los gobiernos socialistas Almería y otras provincias periféricas quedaban tan lejos de Sevilla que sus problemas se difuminaban. Pero los problemas existían y crecían, generando para la administración autonómica una región de dos velocidades.
Afortunadamente, la llegada de Juanma Moreno a la presidencia de la Junta no sólo ha supuesto un cambio de caras o de formas, sino también de la gestión y la Andalucía periférica, la invisible, está empezando a cobrar el protagonismo que merece. La visita esta semana de los consejeros de Hacienda y Agricultura, Juan Bravo y la almeriense Carmen Crespo, ha venido a confirmar esta tendencia con un anuncio: la licitación para la ampliación de la EDAR de Cabo de Gata, que dará servicio a los núcleos de La Fabriquilla y la Almadraba de Monteleva, una petición expresa del alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, al presidente Moreno para unos barrios que quintuplican su población en época estival, y un compromiso: mejorar la financiación local y la aportación de recursos a los ayuntamientos.
Como administración más cercana al ciudadano, tenemos que ser capaces de prestar los servicios con garantías. Los nuestros y los que son de otras administraciones y que muchas veces nos vemos obligados a asumir. Y eso requiere una financiación acorde, más si la gestión, como es el caso, se viene realizando desde la seriedad y el rigor presupuestario, tal y como ha reconocido sobre el Ayuntamiento de Almería el propio máximo responsable de la Hacienda regional.
Son otros dos ejemplos de que había vida en la Junta tras el rodillo socialista que vienen a demostrar que otra forma de hacer política es posible con solo poner un poco de voluntad, que es lo que ha faltado hasta ahora. El cambio de inercia en la Junta es una buena noticia para Almería y para la Andalucía periférica.
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