Una buena noticia ha sido el inicio de las obras de construcción de un cambiador de ancho en las proximidades de Granada para que los trenes almerienses aprovechen las ventajas de la nueva línea de alta velocidad, recientemente puesta en servicio, entre esta ciudad y Antequera.
Hace algunos años, cuando predicábamos en el desierto y no había ni Mesas del Ferrocarril ni nada que se pareciera, ASAFAL anticipaba la necesidad de su construcción para evitar los transbordos, como así ocurrirá en los próximos meses. Lamentablemente, volvemos a acertar.
Y lo peor de todo es que, a pesar de la nefasta planificación en la extensión de las líneas de alta velocidad al sureste peninsular, Almería podría beneficiarse muchísimo más con la nueva infraestructura en tierras granadinas. Explicamos por qué.
Nuestra provincia contará en un futuro, más o menos próximo, con tres corredores: el de Linares, el de Levante y el de Andalucía por Antequera. El primero de ellos, el que actualmente nos permite la comunicación con Madrid, es una línea obsoleta, que atraviesa lugares sin apenas población, especialmente en el tramo entre Moreda y Linares-Baeza, donde no se han hecho inversiones más allá del mantenimiento necesario y donde tampoco hay intención de hacer nada más.
El segundo, de nueva construcción, supondrá un hito histórico, ya que nunca ha habido una conexión ferroviaria directa entre Almería y todo el arco mediterráneo, lo que abrirá innumerables posibilidades de comunicaciones y, por tanto, de desarrollo económico. Sin embargo, la situación actual del proyecto y sus recortes (plataforma para vía única) no presagian que, no para el año 2023, ni tan siquiera 2025, se ponga en servicio. Y, en tercer lugar, tenemos el corredor de Andalucía por Granada y Antequera, nuestra única posibilidad REAL de mejora a corto plazo en los tiempos de viaje a Madrid y Sevilla, fundamentalmente, así como disponer de nuevas conexiones. Sin embargo, la potencialidad del nuevo cambiador de ancho se verá mermada porque no se han acometido obras de mejora en el trayecto Almería - Granada que pudieran haber reducido sensiblemente el tránsito entre estas ciudades, hoy en 2h:20’, cuando ya en 2003 se tardaba 1h:56’.
Volvemos a hablar de una desastrosa planificación.
Si el Ministerio de Fomento hubiera hecho los deberes con Almería, el tiempo de viaje a Granada debería situarse en 1h:30’, aproximadamente, con lo que una vez terminadas las obras del cambiador de ancho, previstas para mayo de 2020, se tardaría en llegar a Sevilla 3h:45’, en lugar de 6h:15’ actuales y, a Madrid, 4h:45’ frente a las 6h:30’ de hoy en día. Y todo ello con una inversión de risa, aprovechando recursos existentes y con un beneficio inmediato para la sociedad almeriense. Entonces, ¿por qué no se hacen las cosas con cabeza?
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