Se nos ha ido un gran almeriense y un gran español

Juan Torrijos
00:38 • 12 ago. 2019 / actualizado a las 07:00 • 12 ago. 2019

Hemos perdido no solo a un amigo, hemos perdido a una de esas voces que marcan la historia de una provincia. Si algo nos ha enseñado Fausto es a ser más almerienses que nadie. Y él lo hizo, además, sin dejar ni un segundo de ser español. Sé que no se lleva demasiado lo de ser español en estas fechas, pero Fausto lo fue, lo fue por ser almeriense, por ser libre, por tener su voz dispuesta a defender todas las causas en las que creía, y creía firmemente en Almería y creía firmemente en España. Yo he perdido a un amigo, a un abogado y a un confidente. Ya no volverán las confidencias en el Kiosco Amalia, donde le dábamos la vuelta a la política almeriense y a sus protagonistas. ¡Qué políticos, Fausto, qué políticos! ¡Qué diferencia que aquella corporación que contigo al frente ganó las elecciones y las que ahora nos llegan! Fue siempre tolerante con los políticos, incluso con aquellos que en un momento dado de su incipiente carrera política lo dejaron sentado en la acera del Paseo. Como abogado le ganó un juicio a un chulo y prepotente director de la radio y como amigo solo puedo decir que siempre tuvo una frase de aliento y de cariño ante la dura vivencia de ganarse cada día un enemigo con esto de escribir, y que él conocía como nadie. Algunos dicen que andaba de rebelde por la vida, no andaba, lo era. Fausto ha vivido los últimos cuarenta años como si aún fueran los de su tiempo de estudiante. Estaba convencido, cumplidos los sesenta, cercanos los setenta y con una enfermedad sobre su cuerpo, que aún se podía cambiar el mundo, que aún podía ayudar con su palabra a cambiar este mundo a dejar a las futuras generaciones. Joven y rebelde, así se nos ha ido Fausto. Te has ido, querido Fausto, como nos iremos todos, sin saber qué mundo les dejamos a nuestros nietos, cuando yo llegué ya te contaré como nos ha ido durante tú ausencia. No ha servido para casi nada el Miura que has desbocado en estos años con tu trabajo y tus escritos en la sociedad almeriense, todo sigue igual, en las manos de cuatro, defendidos por los mismos de siempre y encima sin gente, voces y escritos como los que tú nos has ido dejando. Nunca perdiste la esperanza, siento reconocerte que yo sí lo hice, Fausto, yo sí lo hice. Te echaremos de menos. Cómo no te vamos a echar de menos si dejáremos de leer tú página en este tú periódico.






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