Una vuelta por la muy acomplejada feria de la noche

Juan Torrijos
01:45 • 21 ago. 2019 / actualizado a las 07:00 • 21 ago. 2019

Las casetas ofrecen poco y variado atractivo en la feria de la noche almeriense. Pero es lo clásico si te das una vuelta por esa feria. Lo primero es la copa de Cariñena y el barquillo en los dos maños. Hay que poner el cuerpo de feria. El taxista me cuenta que  el año pasado, y éste va por el mismo camino, va a conseguir unos mil doscientos euros menos que la primera feria que hizo hace unos años. No tienen tarifa especial en estos días como en Navidad, de ahí que en la madrugada unos trabajen y otros se vayan a casa a descansar, alicientes ni uno y protección menos (y yo que quería echarle la culpa a los taxistas de las colas de la madrugada). Sobran ciento y pico de taxis en la capital, dicen ellos, pero en las madrugadas de feria se han echado de menos en el recinto ferial, por lo menos durante el primer fin de semana. Veremos el último. Dilecto Ramón, admirado Diego, hagan algo, que para eso confiaron en ustedes los ciudadanos. La visita al “pinchito del moro” se impone. Un par de pinchos, un par de botellines y a seguir camino por la feria. El Psoe ha conseguido este año un lugar de privilegio, ¿cómo lo han conseguido? La historia de la caseta del Psoe irá por otro camino, dejemos que acaben la feria bien. La municipal es un contenedor en el que todo cabe. Foto espectacular y poco atractivo más. La Casilla como siempre, bullanguera, manteles de cuadro y tinto de verano. La del Csif es como entrar a un gran comedor. Y cuando acabas de comer ¿qué? Pues eso, a seguir por la feria. El mojito en el rincón cubano de Izquierda Unida a cinco euros, es feria. Amalia suda entre fogones. Un toldo no les deja que entre el aire, pero es obligatorio el mismo. No sabe por qué, pero les obligan al toldo. Algún argumento debe haber, pero no llegamos a él. ¿Se puede ser comunista y de la Cofradía del Perdón? Se puede y se es. Son aquellos viejos cristianos por el socialismo que no han perdido su esencia a lo largo de estos años en los que los valores se han visto desplazados. Hablar de los niños del Perdón en la caseta de Iu fue una nota agradable. A partir de la una madrugada no busquen casetas abiertas, las del chin-chin pum de los jóvenes y nada más. La novedad: toda la noche dando vueltas y no me crucé ni con un solo político, y eso que dice la gran mayoría que prefieren la de la noche: ¡Mentiroosos!






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