Luces de Navidad

Luces de Navidad

Kayros
21:55 • 14 oct. 2011
Estoy ya bien harto de escribir sobre la crisis y sus trágicas consecuencias. A ver si esto acabara pronto y me pudiera dedicar a lo que más me gusta que es la literatura, la música y el arte. Mientras haya tanto parado y tanto recorte hasta en los hospitales, me da cosilla aparecer como escritor elitista al margen de las desgracias de mis contemporáneos, la mayor de todas no saber qué comerán ni si tendrán luz en sus hogares. Dicen los entendidos que la crisis va para largo. La derecha de este país nos hizo creer que era cosa de solo España por culpa de Zapatero. Ojalá fuera así porque en ese caso con derribar al de León estaba todo arreglado. Pero no, la crisis, dicen ahora, es mundial y representa un cambio histórico a la altura de la revolución industrial. Vamos, que en adelante ya nada será igual; nuestros hijos tendrán que adaptarse a formas de vida anteriores a la electricidad. Encabezo así esta nota porque en El Ejido dicen que este año no habrá luces en Navidad. Hasta ahí se filtra la crisis sembrando la muerte. No comprendo cómo un pueblo que pasaba por ser el más próspero de la provincia se haya quedado como si hubiera cruzado por él una manada de búfalos arrancando hasta los cables del tinglado. Este año, pues, el ángel de los pastores tendrá que dar la buena nueva de puerta en puerta con un candil de los de antes. Y no es sólo en El Ejido. También en otros pueblos almerienses tendrán que hacer recortes navideños. La cultura ha sido siempre la luz y la diversión del hogar en medio del sin vivir de los trabajos y los días. Pues bien, me llegan noticias de que los alcaldes van a tener que cercenar espectáculos y actos tradicionales por culpa de la crisis. Ya se sabe. La cultura es la cenicienta y cuando la madrasta se ve obligada apretarse el corsé la emprende a tijeretazos con los juegos moriscos o con cualquier otro ejemplo de diversión popular. Nos espera una navidad bastante sosilla. Es posible que ya no vuelvan aquellos días en que los ricos tenían que esconder sus fiestas llenas de luz para que no se amontonen los mendigos a la puerta. Pero algo de eso hay. La crisis que no trajeron los pobres, la crisis que no castiga a los culpables, enrarece este tiempo en que todos queremos ser buenos aunque solo sea para olvidar.






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