La puñalada de Luisrro

Antonio Felipe Rubio
01:47 • 13 sept. 2019 / actualizado a las 07:00 • 13 sept. 2019

Interesante entrevista publicada por LA VOZ DE ALMERIA en la que Antonia Sánchez Villanueva interpela al exconcejal, exparlamentario, expresidente de la Diputación, exalcalde de Almería y exsenador del Reino de España; es decir, “excasitodo” en el Partido Popular, sin olvidar los cargos orgánicos que ostentó en el Partido. 


De la entrevista, amena y excelentemente conducida, se extraen algunas conclusiones: Luisrro ha mostrado una total entrega al PP, con inequívoca lealtad y dejando una huella exenta de tacha alguna en el ejercicio de su actividad, salvo su renuncia a la alcaldía; circunstancia que ha dado pábulo a distintas interpretaciones, algunas infundadas. Y es difícil asegurar que haya sido esa decisión -justificable ante el panorama que se avizoraba de convivencia con C´s- la que ha podido determinar una decisión del partido que le dejase fuera de los puestos de salida para repetir en el Senado, especialmente, cuando por su destacada trayectoria acababa de ser reelegido vicepresidente de la Comisión del Mediterráneo y Oriente Medio. En fin.


Las decisiones de los partidos son en la mayoría de las ocasiones inescrutables para el común de los mortales. Unas veces obedecen a motivos objetivos y palmarios, pero otras veces no hay quien las entienda; sobre todo, cuando hay retranca.



Alguna reminiscencia inexplicada hubo de existir para colocar a Rafa Hernando en la lista del Senado desplazando a Luis Rogelio y, consecuentemente, dejarle sin opción hasta el punto de volver como colegiado número 1179 del Ilustre Colegio de Abogados de Almería. Al parecer, y habiéndose conseguido la presidencia de la Junta, no hubo opción para uno de los políticos que acumula más experiencia y prestigio en los cargos e instituciones en las que ha desarrollado su actividad. Y es que en la política siempre hay argumentario a la medida de las circunstancias. Unas veces se apela a la regeneración generacional, y otras, se valora la experiencia y veteranía. En el caso de Luis Rogelio se dan ambas virtudes. Dio paso como nadie a equipos jóvenes, concedió autonomía en las decisiones y acumuló experiencia, talante y estilo (hoy tan depreciado). 


El bucle de la vida nos es inexorable. Unas veces es gratificante, y otras, injusto. La vida, dicen, da muchas vueltas. Ya saben, donde las dan las toman.



Decía Luis Rogelio en la citada entrevista que la “operación Hernando” fue “una puñalada” y que “perdono pero no olvido”; aserto que deja bastante margen para especular sobre la intensidad de la citada “puñalada”. Pero, como decía, el bucle de la vida nos lleva a otro escenario similar.

Juan Megino, un alcalde que logró entre otras cosas sacar de la ruina al Ayuntamiento, esperaba con justicia atenida a los hechos que le mantuvieran para la reelección. Sin embargo,  y a pesar de la desazón que se acrecentaba con la inminencia del proceso electoral, el “Campeón” Javier Arenas le decía que no se preocupase que, como no podía de otra manera, repetiría para la alcaldía. Pasan los días, y el “Campeón” persevera en el “no te preocupes, no te preocupes”… y llegó la “puñalada”. No fue Megino el candidato; y sí lo fue Luis Rogelio. ¿Motivos? Vaya usted a saber. Como consecuencia a esta maniobra de apuñalamiento político el PP perdió la mayoría y Megino se alzó con los “imposibles” -alguno lo acertamos- cinco concejales, determinantes para alcanzar la mayoría necesaria, que estuvo a punto de recaer en el PSOE (Nono Amate) tras una operación pseudomafiosa que se llevó a cabo en un restaurante de carretera en Antequera.



Curiosamente, el partido que ha practicado injustificadas purgas, ingratitudes para los más leales y sinecuras para el último que llega ahora se afana en España Suma, opción que no es sino la obligada respuesta a la pérdida del foco que aglutinaba a un centro derecha que encontraba la respuesta que no le daba el PP mirando a Ciudadanos, Vox y, más recientemente, repescando a la lideresa de UPyD


Vamos camino de conseguir la nomenclatura más numerosa y compleja para definir a un sector que históricamente se ha definido como conservador o derecha. Y mientras tanto, los otros se definen como la opción de “progreso”. 


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