Poner voz de tocino de cielo

Yo me equivoco muchas veces. Muchas más de lo que me gustaría, pero el paso del tiempo me ha hecho asumir con naturalidad que mi intención de mejorar vive en buena vecindad con mi condición humanamente imperfecta. Y en esas sigo. Ortega y Gasset habla de “señoritos insatisfechos” para referirse a las personas que manifiestan una absoluta incapacidad para la autocrítica. Personas que han sublimado la deseable autoestima hacia un blindaje impenetrable por la crítica. Lo digo porque vamos encaminados a unas nuevas elecciones generales fruto de la incapacidad de negociación del presidente en funciones, Pedro Sánchez, que ha maniobrado durante estos meses para conseguir lo que realmente quería: una nueva mano de cartas. Pero la culpa es de otros. Fruto de ese narcisismo a mitad de camino entre lo patético y lo anecdótico, el presidente Falcon no sólo es incapaz de asumir que la repetición electoral es una operación calculada con detalle, sino que está cayendo en contradicciones de libro. Me refiero a las que le escribieron en esa autobiografía falsa que se llama “Manual de Resistencia”, en la que califica de “estrafalario e inverosímil” que Mariano Rajoy no se presentase a la investidura como presidente al no poder sumar apoyos. “Rajoy compareció desde La Moncloa en un nuevo desprecio a la institución que encarna, ya que él no comparecía como presidente del Gobierno, sino como líder de un grupo político”, afirma en su libro falso el señor que ofreció la otra noche desde Moncloa el primer mitin de campaña. El creador del “No es no”, nos sorprende ahora poniendo voz de tocino de cielo y asegurando que él ha hecho “todo lo posible” para evitar las elecciones y que todos los demás son culpables del bloqueo. Por eso le da igual que le recuerden que lo que le decía a Rajoy se le podría aplicar a él mismo palabra por palabra. Ya saben que Pedro Sánchez antes no era Pedro Sánchez. Esperemos que muchos se hayan enterado ya de quién es en realidad.