Como Dios manda

Como Dios manda

Kayros
22:02 • 17 oct. 2011
Me levanté temprano, cogí el mando y me puse a recorrer todas las cadenas de la tele. En el aluvión de imágenes vi pasar a Rajoy diciendo aquello de "este país necesita una economía como Dios manda". Luego por la noche las radios reprodujeron la réplica de Rubalcaba que ironizaba sobre dicha frase. El candidato socialista no atacaba el ateismo del dinero ni la descristianización de la sociedad española, sino la aparente antinomia entre economía y voluntad de Dios. Desde luego como Rajoy haga algo en este sentido vamos listos, comentó. El habla popular es el resultado de muchos siglos y como tal van quedando en ella frases fosilizadas que evocan otro tiempo en que era muy otro nuestro concepto del mundo y de la vida. Es claro, por tanto, que usar viejas expresiones para describir la realidad que nos rodea produce situaciones equívocas o cuando menos poco corrientes. No quiero decir que tal vez en otra época los mandamientos de Dios no sirvieran de rígidas normas de conducta social, pero hablar de economía y en su peor momento de crisis mundial escandaliza a cualquier hombre de ciencia como si por la pisada del dinosaurio intentáramos explicarnos las hipotecas sub prime. Bonito de verdad. Supongo que en el libro de campaña del candidato del PP estará la consigna de hablar claro para que le entienda la gente sencilla no demasiado leída. Me parece muy bien. Pero juntar el trastorno empresarial y laboral que padecemos con las leyes de Dios quizá no añade mucha claridad a la lectura evangélica. Alli se dice bien quién son los pobres y quién son los bienaventurados mientras que el sistema capitalista le ha ido dando la vuelta a todo lo que Dios ordenaba.. La providencia hoy se llama Estado del bienestar y algunos quieren privatizarla. Hace muchos siglos que esperamos el reino de Dios en este mundo mediante la implantacion de una justicia social para todos. Frases como la de Rajoy no contribuyen a resolver el conflicto socioeconómico por muy buena voluntad que quieran inyectar. Esta jabonosa prédica pertenece al reino de la ambigüedad de la que no quieren salir los estrategas el PP, convencidos de que mientras vayan bien la escuestas no hay que explicar nada.






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